“Que se yo… para mí nada, ni siquiera sé a qué apunta la pregunta, no sé qué significa la palabra rito… y mucho no me importa”… seguramente responderían muchos…
La palabra rito tiene origen etimológico en el idioma sánscrito, de “rita”, que significa orden.
La RAE toma el significado que deriva del latín “ritus” que contempla dos acepciones: por un lado, costumbre o ceremonia; y por otro, el conjunto de reglas establecidas para el culto y las ceremonias religiosas.
O sea, el concepto de ritos o rituales puede aplicarse a aspectos ordinarios de la vida diaria, o a temas de orden espiritual y/o religioso.
Aunque no nos demos cuenta, muchos rituales forman parte de nuestra vida diaria...
En el caso de aquellos ritos que realizamos de manera más consciente, ASUMIMOS que son buenos, que generan hábitos positivos. ¿Cuántos ritos haremos sin darnos cuenta, sin tenerlos muy conscientes?
Cualquier ejemplo: - levantarnos siempre a la misma hora y hacer siempre las mismas cosas…
¿Podemos concluir que asociamos el concepto de rito a la generación de buenos hábitos, sean referidos a la practicidad de la vida diaria o a nuestra organización espiritual?
También podemos asociar el concepto de rito o ritual a una ceremonia de celebración por algo, o alguien, que admiramos, ¿no? Algo/Alguien que consideramos que merece nuestro reconocimiento.
Entonces, si los ritos y rituales están asociados a aspectos POSITIVOS… ¿porque daría la sensación que hay como una onda a tratar de “esquivar” a los ritos? O sea, ¿porqué, a veces, podría parecer que tienen “mala prensa”?
¿Será porque disparan o exigen un compromiso, que no nos gusta asumir?
No lo sé…
Es posible que eso suceda con determinados ritos, que puedan resultar más sensibles o comprometidos… ¿cómo será?
Lo que me estimuló a escribir este texto, en el día de hoy, fue la celebración ¿comercial? de halloween que hace referencia a la muerte y a lo macabro (calaveras, brujas, arañas, etc.), y que algunos lo asocian a “ritos satánicos”; como contraposición al rito que dispone la Iglesia Católica de recordar a todos los santos… es decir a aquellos que celebraron el compromiso por la vida y el bien común.
Esta mañana (en el día de todos los santos) escuché a un sacerdote que contaba que ayer (día de halloween) fue llamado para bendecir una familia. Acudió muy contento, y al llegar se sorprendió por la decoración en la parte de afuera de la casa, llena de telas de araña, y una gran calavera en la puerta de entrada… que lo llevó a decir: “cuando entré, pensé que la calavera me estaba tragando…”
Cuando ya estaba adentro de la casa, se encontró con toda una familia (papá, mamá, 3 hijos) de rodillas, rezando el rosario frente a una imagen de la Virgen María… y pudo ver al papá cómo explicaba a los chicos, el porqué de pedir una bendición para la familia. El sacerdote contaba sobre su admiración por una situación tan linda, y al mismo tiempo, su sorpresa por la “¿representación?” de dos ritos contrapuestos entre sí…
Muchos pensamos que rezar el rosario, participar de la Misa, o del resto de lo que denominamos los sacramentos, son ritos que nos conducen a buenas acciones, que luego deberían repercutir positivamente en nuestra vida de convivencia diaria… y que eso es lo que los creyentes cristianos entendemos que nos pide Dios: amarlo a Él (a quien no podemos ver en forma directa) en el prójimo (a quienes si vemos), teniendo presente que Él Mismo creó a ese prójimo, a Su imagen y semejanza, igual que a nosotros mismos. Ritos buenos.
Al mismo tiempo, hay quienes dicen que la “celebración de halloween” se origina en ritos de adoración satánica… justamente lo opuesto a lo anterior, ya que la etimología del diablo/satán proviene de "el que divide”… por lo tanto, el que se opone a una sana con-vivencia.
¿Cómo podría una misma familia, o una persona, celebrar dos rituales tan opuestos?
¿Será porque a mucha gente no le importa lo que es un rito, y repite muchas cosas sin darle ningún sentido? Aunque, en el fondo, pretender no darle ningún sentido a nada, ningún sentido de trascendencia… también tiene un sentido, ¿no?
¿Podemos pretender vivir en una apatía constante, en una in-trascendencia aparente?
Creo que no, porque TODO lo que hacemos, decimos, y cómo lo hacemos o decimos, tiene impacto en los que nos rodean; así como también, lo que hacen y dicen los que nos rodean, tampoco nos resulta indiferente, y tiene impacto en nosotros… de eso se trata el con-vivir.
Entonces… ¿porqué no preocuparnos en intentar generar buenos hábitos de convivencia?
¿Será porque nos exige compromiso? Solo para empezar, al menos, exige el compromiso de reflexionar y encontrarle el sentido al rito, o al esfuerzo del buen hábito que promueve el bien…
Si, para empezar, no logramos entender el sentido de cualquier esfuerzo… ¿porqué podríamos estar motivados a hacerlo?
Pienso que, de nuevo, para ir arrancando, puede sernos útil analizar también la etimología de otra palabra, la palabra SACRIFICIO: “sacrum - fachere”… intentar hacer santo un hecho.
Intentar generar buenos hábitos requiere esfuerzo, sacrificios. Para empezar, el esfuerzo de la coherencia con lo que somos en esencia, y lo que queremos seguir siendo, hacia dónde ir... en ese camino, los ritos pueden (deberían) ayudarnos mucho.
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