martes, 2 de enero de 2024

20240102 EL MATRIMONIO

Todos tenemos la necesidad de protegernos frente a las preocupaciones del futuro. La tendencia más fuerte para resolver el tema es acumular poder… en tantas formas distintas, la más frecuente en forma de dinero… ahorrar, acumular.

¡Qué “buena imagen” la de aquel previsor que trabaja duro para tener “todo resuelto” en el futuro!


¿Qué dice Jesús, mi guía espiritual, quien MÁS y MEJOR, y más desinteresadamente busca MI bien, sobre este punto en particular?

Por un lado, que cada uno debemos producir al máximo de nuestras posibilidades (parábola de los talentos).

Pero luego, ¿qué hacer con esa productividad?

Acá viene el GRAN dilema, y la enseñanza que más nos cuesta asumir… NO ACUMULAR PARA MI, SINO PARA EL BIEN COMUN… de la comunidad.

¿La comunidad de la “dádiva”?

No, la comunidad del liderazgo en el servicio… o sea, el amor caritativo, aquel que se pone en el lugar del otro…

¿Para consentir sus deseos?

NO! Para ayudarlo en sus verdaderas necesidades, esas que lo ayudarán a madurar, a ser mejores personas, y también, a sobrellevar necesidades (alimento, techo, vestido, etc.).

“La política puede ser un gran vehículo para ejercer la caridad” dice el papa Francisco, refiriéndose a liderazgos positivos... o negativos..


Pero, ¿cómo lograr una actitud productiva con desprendimiento, si tenemos la tendencia a la acumulación del poder personal?

LA FAMILIA ES LA RESPUESTA.


¿Porqué un Dios Todopoderoso, que podría haber “bajado línea” de tantas formas, ELIGE nacer en una humilde familia?

¿Porqué ELIGE pasar por todo el proceso de MADURACIÓN que conlleva la infancia, adolescencia y juventud EN familia?

PORQUE es EN la familia donde se aprende a convivir en COMUNIDAD.

El bebé, recién nacido, por necesidad, es el ser más egocéntrico. Pide a gritos lo que necesita… y hasta, en muchas oportunidades, y según cómo se van generando sus vínculos son su entorno, puede pedir más de lo que necesita (caprichos)… ¿qué pasaría, con cada uno de esos bebés, si al crecer, se mantuvieran en esa actitud? Lo esperable sería que reine un caos de personas “chocando” en sus egocentrismos…


EN la familia se debe MADURAR hacia una nueva forma de convivencia… donde se APRENDE a esperar, a colaborar, a tener objetivos comunes, a ayudar al de al lado, a recibir ayuda, a perdonar y a recibir el perdón, a amar DESINTERESADAMENTE (aunque sea una redundancia, ya que no existe el amor interesado… eso ES otra cosa).

Es tan importante esa maduración hacia el amor que DEBE suceder en la familia, que se la ha llamado el SEGUNDO ÚTERO… 

Luego de toda la maduración física, que se da en el útero materno, debe sobrevenir la maduración afectiva y espiritual en el SENO de la familia.


Pero, ¿CÓMO sucede eso? ¿QUIENES son los maestros que guían esa maduración?

Los del título de este escrito:

Los padres… EL MATRIMONIO.


La familia es la ESCUELA de la vida, donde se aprende a dejar de lado nuestro egocentrismo inicial, para reemplazarlo por la actitud generosa del compartir.

EL MATRIMONIO ES LA UNIVERSIDAD.


Cuando “egresamos” de la familia que nos trajo al mundo, con tanto amor y desprendimiento… partimos hacia la búsqueda de formar NUESTRA propia familia… 

¿por dónde empieza? Por el MATRIMONIO... hoy se habla más de "la pareja", que sería algo así como "un matrimonio con otro tipo de compromiso"... 


¿Porqué ese Dios TODOpoderoso no nace en una familia con un matrimonio “idílico”, sin un si o un no... sino que, por el contrario, los evangelios nos cuentan sobre las dificultades que debieron pasar (incertidumbres, sospecha de infidelidad, rechazo por otros familiares que no los recibían, etc., etc.) para, respondiendo con la MAYOR ENTREGA por el otro, ir CONSTRUYENDO los cimientos de un verdadero matrimonio?

En un matrimonio, donde el esposo y la esposa se dieron muestras de respaldo entre el uno y el otro, están dadas las condiciones para que sucedan las MEJORES cosas… y… ¿QUIENES ven/maman todo eso? Los hijos...


El futuro de la familia, la “forma de ser” de los hijos, DEPENDE del “espejo de matrimonio” en el que ellos se vieron y se van viendo reflejados…

Podemos empeorar o MEJORAR ese “espejo” que nosotros recibimos (que nunca será perfecto, porque parte IMPORTANTE del “espejo”, es mostrar las dificultades que hay que AFRONTAR… y cómo resolverlas… lo que sucede cuando no resolvemos, y lo que sucede cuando si resolvemos…)


¿Qué más decir?

Si alguien quisiera debilitar la autoestima de las personas, para que le respondan a él mismo para satisfacer su egocentrismo (de tantas maneras, con tan distintas segundas intenciones)… debería debilitar la familia… y si alguien quiere debilitar la familia, debe empezar por debilitar el matrimonio.


NO ES FÁCIL construir y sobrellevar un buen matrimonio… al menos, podemos elegir con QUIEN empezar la “aventura”… hubieron épocas y circunstancias, en que ni siquiera eso… la elección de las parejas eran/¿son? impuestas…

La atracción física, emotiva, debe ir madurando hacia la confianza, idealmente la admiración, SUPERidealmente el amor de CARIDAD, o sea, aprender a pensar primero en el otro… si se logra eso en ambos, se llega a un círculo VIRTUOSO que nos asegura estar “condenados al éxito” de la felicidad…


¿Tenemos un modelo? SI! José y María.

Ellos… ¿tuvieron dificultades? SI! … y quedaron las ENSEÑANZAS sobre CÓMO superarlas: alegría, confianza, PERDÓN (perdonar y sentirse perdonados), colaboración, entrega, etc., etc., etc.


Por casa… ¿cómo andamos?


Tener un buen matrimonio no es un tema de suerte, sino de DECISIÓN personal… donde no se trata de “amoldar” al otro a mis conveniencias y/o necesidades… sino de ser yo quien DOY el primer paso del buen ejemplo, de buscar pensar primero en el otro… ¡¡¡CÍRCULO VIRTUOSO!!!


En mi humilde opinión, el matrimonio es la institución más trascendente de la humanidad, porque allí se EJERCE lo mejor o lo peor del comportamiento, que luego se traduce globalmente en cómo se comportan las familias y las sociedades.

DEBEMOS cuidar especialmente al matrimonio… 

Se puede opinar de muchas formas, pero aún con opiniones distintas, no hay nada que nos comprometa PERSONALMENTE más que nuestro PROPIO matrimonio… por ahí debemos empezar… con la ilusión de poder ayudar a otros… Atentos a que sucedan la mayor cantidad cosas buenas en NUESTRO matrimonio que puedan “derramar” en nuestras familias… y de allí en nuestra sociedad.

Un último comentario... siempre se dice que en cada relación cada uno tiene que poner su 50% para que esa relación prospere y se mantenga firme... Creo que es un enfoque equivocado. En cada relación, cada uno tiene que poner su 100%, independientemente de cuanto ponga el otro... si ambos ponen su 100% con alegría, la relación será la ideal... No podemos vivir "negociando" ese "yo ya hice esto, ahora te toca a vos..." En esos casos, el AMOR, ¿dónde está? Las relaciones se FORTALECEN con la CONFIANZA que genera la entrega del otro por mi... y mientras más comprometida es, más me pongo en su lugar, para ayudarlo a crecer de la mejor manera... no desde los caprichos, sino desde la caridad, la máxima expresión del amor, el amor caritativo.