miércoles, 30 de diciembre de 2015

20151228 ¿Alguien puede desentenderse de lo que nos pasa?

No todas las sociedades son iguales, cada una tiene sus méritos y sus defectos…

En Argentina, una de nuestras principales virtudes es la creatividad, y estoy convencido que uno de nuestros principales defectos es “no hacernos cargo” de las cosas, la culpa de lo que no nos gusta SIEMPRE la tiene otro…

Aunque me divierte y le otorgo un rol importante para comprender nuestro devenir, lamentablemente estoy muy lejos de ser un experto en HISTORIA… pero la lógica pura nos indica que una cosa siempre trae la otra…

Nuestra querida patria nació en una zona de grandes riquezas naturales… pero lamentablemente, un tiempo antes, la corona española había decretado que todas las importaciones/exportaciones debían realizarse a través del puerto de Lima… una medida ridícula, en mi opinión muy desafortunada para el devenir de nuestro país… Ello hizo que el contrabando por el puerto de Buenos Aires fuera la forma habitual de nuestros principales movimientos económicos… y por lo tanto, nacimos acostumbrados a que fuera natural el hecho de no cumplir la ley… y lo peor es que debía ser así… no era culpa nuestra… “¿Qué querés que le haga?” (¿te suena?)

Luego de muchas guerras internas, con muchos intereses partidarios y una gran dificultad para generar consensos sociales, se logró finalmente nuestra Constitución en 1853, y a ese 1er CONSENSO, sobrevino una generación pujante, que trajo expansión y progreso económico a fines del siglo XIX y comienzos del XX. ¿Una generación pujante? ¿O una generación que encontró un ambiente donde desarrollarse, y por ello fue pujante?
Pero luego “misteriosamente” (cuando mejor nos iba…) se produjo una fuerte reacción popular que encontró como líderes a Juan Domingo Perón y Eva Duarte.
Muchos agradecen infinitamente a Perón y Evita… muchos otros los culpan de todos nuestros males…

Pocos nos preguntamos ¿PORQUE surgió esta reacción popular? que ciertamente Perón no inventó, sino que la vio venir y se puso como líder…

Era evidente que había habido una gran expansión de la economía nacional, de sus recursos y potencialidades… mientras que las condiciones laborales de aquellas épocas podrían ser consideradas inhumanas, si las comparamos con las de hoy en día…

Gracias a que Sarmiento revolucionó la educación y a que Argentina siempre tuvo una política inmigratoria recepcionista que coincidió con que Europa sufriera una guerra desbastadora, que hizo emigrar mucha gente instruida en oficios hacia nuestras tierras, se forjó en nuestro país una clase media grande en número y porcentaje, pujante en capacidades e ideas, y bien alimentada, gracias a las “riquezas” nutritivas de nuestras tierras.
En otros países de América Latina, la clase trabajadora fue fundamentalmente de bajos recursos, poco instruida y frecuentemente con deficiencia alimentaria.
Dadas esas condiciones, no debería sorprendernos que fuera en estas tierras donde brotara el germen del reclamo laboral, y que este lograra gran arraigo popular.

¿Qué hicieron nuestros líderes? ¿Cómo reaccionaron ante esta nueva situación? (otros países centrales como Inglaterra, Francia, EEUU, tuvieron crisis similares en diferentes momentos que cada uno solucionó a su manera)

La primera impresión es que nuestros empresarios, que posiblemente si hubieran detectado que este “movimiento” se avecinaba podrían haberlo desactivado consensuando algunas mejoras laborales... pero se abroquelaron en contra de los reclamos, lo cual seguramente dividió más las aguas y fortaleció a los líderes de los “descamisados” al punto de posicionarlos como semidioses…

Nunca surgió el consenso… las posiciones de ambos bandos se llevaron a los extremos…
Se acentuó “la grieta”, se generaron múltiples choques… cada logro, de uno u otro lado costó un gran esfuerzo, en muchas ocasiones con derramamiento de sangre…
De tener un país rico en recursos naturales, con recursos humanos en constante ascenso y con el problema de condiciones laborales que debían mejorarse, pasamos a tener un país con permanentes problemas internos, donde predominó el interés sectorial al extremo, con hábitos de corrupción que estaban en nuestros genes, que nunca se habían corregido, pero que en esas épocas se acentuaron…
Todo ello NO nos permitió aprovechar nuestro potencial, perdimos o nunca pudieron florecer muchos recursos humanos (algunos descollan en otros países)… es claro que hubieron victorias parciales para uno u otro bando… pero no hubieron victorias claras para todos, o sea para el país… y SIEMPRE “la culpa fue de los otros”!!!

A comienzo de los años 80, luego de muchas “catástrofes sociales” se logró un 2do CONSENSO… la sociedad decidió que volviéramos al sistema político de nuestras épocas de prosperidad… la estabilidad democrática… Una democracia nueva ya que años antes se había logrado que se aceptara el sufragio universal (que también incluía a la mujer…).
¿Quién podría negar que ese consenso trajo un gran beneficio a la Argentina? tal vez el mejor de todos en la 2da mitad del siglo XX…

Pero estaba en nuestros genes, o en nuestras costumbres, pensar más en beneficios sectoriales que en el bien común, con una gran carga de corrupción instalada por años, y con la idea que “bueno ¿qué querés que le haga? No me queda otra… si estos tipos me obligan a…” SIEMPRE la culpa es de los otros…

Así fue que nos bandeamos de una apertura total de la economía, con privatización de todo lo estatal y pretendiendo una moneda fija a la principal potencia mundial… a luego otra época de grandes subvenciones, proteccionismo y aislamiento económico…
Cada uno de los equipos que condujeron estas aventuras opuestas… en lugar de fortalecer los puntos fuertes y corregir, basados en CONSENSOS, las debilidades del sistema, optaron en cada momento difícil, por hacer cada vez más rígido el discurso… cada uno apostó a fondo por no consensuar… y por otro lado, en contadas ocasiones alguna oposición reconoció algún logro del oficialismo… en mi humilde opinión, es muy difícil atribuírle a alguien la paternidad de “la grieta” en nuestra sociedad… aunque hayan habido algunos que la acentuaron más que otros… en TODA la Argentina o en gran parte al menos, parecería que reconocer algo bueno al opositor es signo de debilidad… (a pesar de que MUCHA gente alternó en uno u otro espacio político en épocas diferentes…)

Parecería que NUESTRA BENDITA DEMOCRACIA todavía necesita corregir algunos errores internos, aparentemente básicos… el primero podría ser aceptar su definición, su ESENCIA… ya que “el gobierno de todos y para todos” resultaría difícil ejercerlo si pensamos en beneficios sectoriales por sobre el bien común… donde todos tengan las mismas oportunidades; donde todos reconozcamos que existen puntos de vista diferentes (con fortalezas y debilidades), que en lugar de dividirnos deberían enriquecernos (para ello se necesitan CONSENSOS); y donde todos reconozcamos al MERITO OBJETIVO como el principal impulsor del progreso.

Luego de recientes elecciones, Argentina tiene un nuevo gobierno que las ganó apostando a un proyecto de CAMBIO.

¿Cuál sería el CAMBIO que necesitamos?

Algunos interpretan que el cambio debería estar basado solo en el rumbo económico que recupere a sectores postergados… otros no aceptan ninguna posibilidad de cambio y ya critican como si todo lo que nos pasa fuera culpa de este gobierno de días… pocos analizan que esa mecánica de la “crítica constante” o del “beneficio sectorial” ya ha dado una muestra histórica de sus resultados en varias oportunidades…

Históricamente, las mejores épocas vinieron luego de lograr CONSENSOS… y la esencia de la palabra consenso significa defender lo que consideramos importante, reconociendo algo bueno del otro y fundamentalmente estando dispuestos a CEDER algo personal o sectorial en aras del BIEN COMUN.


 ¿Es posible algo de esto?
¿O dada la fecha solo deberíamos decir: "que la inocencia te valga"?

martes, 22 de diciembre de 2015

20151206 La OBJETIVIDAD en el análisis político

Luego de mucho pensar, fui llegando a la conclusión que la MADUREZ como sociedad, o lo que sería parecido, la madurez política, está vinculada a lograr una MAYOR Objetividad en el análisis de los temas sensibles…
O sea, podríamos decir que la madurez social estaría muy vinculada a una mayor OBJETIVIDAD en el análisis político…

Pero… ¿qué sería “LA” objetividad?
Su significado es algo que se puede discutir… y también es algo que se puede vivir… o solo una de ambas… ¿Se entiende? No es lo mismo “hablar” de objetividad, que VIVIRLA… y aunque parezca una Verdad de Perogrullo, este podría ser un punto esencial en el análisis del problema…

Alguna definición de Objetividad: “… Se dice que el análisis objetivo está basado en la ausencia de prejuicios e intereses personales…”

En mi opinión la definición de Objetividad va de la mano de la “búsqueda de la VERDAD”… con el agregado ESENCIAL de que se ES objetivo cuando uno está dispuesto a buscar y encontrar la verdad, aún cuando afecte mis propios intereses…
Allí radica el principio conceptual de LA objetividad… en MI POSICION frente a la verdad buscada o hallada… la cual siempre puede verse desde distintos ángulos, según la comprensión de los “hechos crudos” o según los intereses de cada uno (aunque inicialmente puedan ser bien intencionados…)

¿Existe la objetividad PURA? Hay cosas que naturalmente se ven diferentes, según el lugar desde donde las miremos…
Si apoyo un cono con base negra y vértice luminoso sobre un vidrio, quien esté debajo del vidrio dirá que ve un círculo oscuro, en cambio quien vea el cono de perfil verá un triángulo con luminosidad en su vértice superior, y si alguien lo viera desde arriba dirá que solo ve un punto luminoso… y todos estarán diciendo la verdad…
Pero dos personas que miren el objeto desde la misma posición deberían decir que ven lo mismo… aunque podrán discutir sobre la intensidad de la luminosidad… y allí participará la subjetividad según las experiencias previas de cada uno (bien intencionado) o según sus intereses coyunturales (falta de objetividad, o lo que es lo mismo, aceptar internamente no buscar la verdad)... Aquel bien intencionado, que vivió encandilado por fuertes artefactos luminosos, tal vez diga que emite poca luz… mientras que aquel que por el contrario vivió en las tinieblas, tal vez le parecerá muy luminoso… y otra vez, ambos estarán diciendo la verdad… SU verdad… (no le encuentro mayor sentido analizar al que cambia su visión según los intereses del momento…)
Pero… ¿Podrían ponerse de acuerdo quienes con buena intención ven las cosas diferentes?
Solo si tienen INTERES en conocerse y  comprenderse. Solo si objetivamente les interesara buscar/conocer LA verdad que tal vez beneficiara a ambos… por el contrario, si cada uno quisiera hacer prevalecer SU verdad será imposible que lleguen a un acuerdo… y hasta es muy probable que se distancien cada vez más…

¿Y si el beneficio de ambos dependiera de que trabajen en forma conjunta? … en ese caso estarán CADA VEZ PEOR…

En nuestra sociedad Argentina, como en la mayoría de las sociedades del mundo, predominan dos posiciones políticas antagónicas… además existen algunas 3ras posiciones de baja representación…
Al momento de defender una idea, la mayoría se posiciona en una u otra de estas posiciones antagónicas… y acá se debe hacer una salvedad interesante, porque antes de avanzar en la discusión… la mayoría aclara inicialmente que “ninguno es santo de su devoción”… aunque luego en el fragor de la lucha se pueda llegar a extremos cercanos al fanatismo… al punto de generar peleas entre amigos… y que en algún caso hasta quedarán peleados, por más que al día siguiente ambos comprueben en sus vidas diarias que generalmente discuten con mucho más fervor que lo que luego VIVEN aquellos “conceptos” que dicen defender…
¿a qué me refiero? y… por ejemplo, mientras en una discusión nocturna muy acalorada sobre que “estos o aquellos” son unos corruptos… a la mañana siguiente, quienes discutíamos nos encontraremos “arreglando” un temita con el policía de tránsito porque bajé “un minuto” y por eso dejé el auto en doble fila…

Entonces existirían dos aspectos a evaluar en forma OBJETIVA… uno sería el análisis de las políticas que uno defiende o ataca… y el segundo sería cómo cada uno aplica en su vida aquello que dice defender…
Hoy solo quiero enfocarme en el análisis de las políticas… porque LA aplicación que cada uno hace en su vida diaria ya es un tema mucho más difícil y cada uno lo sabe en su conciencia… aunque la conciencia personal también se pueda ver con objetividad o con lo que podría ser su opuesto, la auto-justificación permanente… o peor aún, ninguna auditoría personal…

Entonces, volviendo a lo que algunos llaman “el principal deporte de los argentinos”, la crítica/análisis de las políticas… me pregunto… ¿discutimos con “partidismo” y a veces con fanatismo… o discutimos con objetividad?
Y la 2da pregunta que me hago ¿tiene IMPORTANCIA que sea de una u otra forma? ¿Tiene esto algo que ver en este tema el nivel intelectual o de formación de las personas?

Estamos empezando una nueva etapa de conducción política en Argentina, quienes antes eran oficialismo ahora serán oposición y viceversa… ¿cómo analizaremos los hechos?
- ¿Haremos a los demás lo mismo que antes nos molestaba a nosotros?
O por el contrario, ¿habremos madurado, y/o estaremos capacitados para analizar las cosas según el bien común?
- ¿Pensaremos en las nuevas oportunidades que se nos abren únicamente para nuestro beneficio personal?
O por el contrario, ¿intentaremos crecer en forma conjunta con el que tengo al lado?
- ¿Intentaré conocer y comprender lo que le preocupa al que piensa diferente a mi?
O por el contrario, ¿pensaré que es un tarado que no entiende nada, y actuaré en consecuencia?

Por último, todos los temas se pueden enfocar desde distintos ángulos, por lo cual entiendo que la búsqueda objetiva de la verdad (expresión un tanto redundante), requiere que quien conduzca (oficialismo) sepa seleccionar las prioridades con IMPARCIALIDAD y luego ejerza un liderazgo firme… y por otro lado, quien actúe como oposición sepa reconocer esa actitud y actúe con TOLERANCIA y acompañamiento… un apoyo que significa ayudar a ver otros puntos de vista (oponer ideas), en lugar de trabar sistemáticamente…
Considero una condición esencial del buen líder saber reconocer las ideas o recomendaciones útiles de quienes piensan diferente.

Según estos principios, ¿en que nivel de MADUREZ política y social considerás que nos encontramos como sociedad?
¿Y vos personalmente?
Hay otras sociedades que han avanzado muchísimo en estos puntos… y conviven de otra forma… ¿de quién depende?
En lo que a vos/a mi respecta, ¿colaboro/ás o soy/sos un obstáculo para que esto mejore algún día? (¿estoy/estás siendo objetivo?...)

¿Es todo responsabilidad de Cristina y/o Mauricio?
¿Les exigimos lo que les debemos exigir, o somos parte del problema?
OBJETIVAMENTE…


lunes, 14 de diciembre de 2015

20151214 Lo que puede desencadenar una buena acción… también se lo ha llamado “CADENA DE FAVORES”

THOMAS ELKINS debe haber sido una buena persona. Yo no llegué a conocerlo. Pero pienso que habrá sido así, porque llegó a ser una autoridad mundial en el tratamiento de alteraciones del piso pelviano, y gran parte de su experiencia la obtuvo en Misiones Solidarias Médicas en el centro de África… en general, esa entrega desinteresada solo la tienen las buenas personas…

Además, un amigo mío, Alejandro Nolazco (médico urólogo), hace 15-20 años tenía una paciente muy compleja, y sin conocerlo personalmente decidió escribirle un mail al Dr Elkins para pedirle consejo… El Dr Elkins, jefe del Servicio de Reconstrucción de Piso Pelviano de uno de los Hospitales más prestigiosos del mundo le respondió:
-       “Anotala en quirófano que yo viajo a Buenos Aires y te ayudo a operarla…”
-   “Muchas gracias Doctor! Pero esta es una señora que no tiene medios como para afrontar sus honorarios…”
-       “No te preocupes… no hay honorarios que cubrir…”

El Dr Elkins vino a la Argentina y en esos pocos días trabó una gran amistad con mi amigo, que a su vez se ofreció a acompañarlo en sus viajes Solidarios al África… pero lamentablemente, 3 meses después, el Dr Elkins tuvo un infarto al corazón y falleció.
Mi amigo quedó muy impactado… y acostumbrado en su vida al intercambio de dar y recibir ayuda, sentía interiormente la “responsabilidad” de apoyar la obra iniciada por el Dr Elkins… En esos años, la situación económica de la Argentina (fines de los ’90) estaba muy complicada, por lo cual se le hacía muy difícil conseguir los recursos para ayudar en África… Es así, que alguien le dijo: “nosotros tenemos nuestra propia África acá en el norte de Argentina”.

Así fue como en el año 2000, luego de conseguir cierta ayuda, junto con un grupo de médicos solidarios, se pudo realizar el primer viaje de asistencia médica a la zona de Santa Victoria Este, que queda al NE de Salta, muy cerca del límite entre Argentina, Bolivia y Paraguay. Es una zona de difícil acceso, donde viven comunidades aborígenes de distintas etnias, siendo la Wichi la predominante.
Las hermanitas franciscanas de la Inmaculada Concepción les dieron alojamiento de corazón… y desde allí a recorrer infinidad de parajes, ofreciendo asistencia clínica, pediátrica, ginecológica, odontológica y muchos etc…
El espíritu abierto, alegre y solidario, y también de alta profesionalidad del grupo, aspectos especialmente cuidados por el líder, permitió lograr el principal “capital” que hoy tiene este “equipo de tareas sanitarias”… contar con LA CONFIANZA profunda de las comunidades locales y sus caciques conductores.
Se trata de un choque cultural muy importante, y como dice SS Benedicto XVI en la Encíclica “Caritas in Veritate”, solo se puede expresar la verdadera caridad (que significa amor al prójimo) si primero comprendemos las VERDADERAS necesidades del otro… de lo contrario, se corre el riesgo de ejecutar acciones, bien intencionadas, pero que solo calman nuestra conciencia, y que poco ayuda a las verdaderas necesidades de los necesitados…

Se produjo una muy linda comunicación entre el grupo médico solidario y las comunidades locales, y al día de hoy se realizan más de 3500 consultas anuales con innumerables pacientes de distintas especialidades clínicas en seguimiento…
Las consultas se realizan en las mismas “casas/taperas” de los pacientes, o en las escuelas o alguna edificación municipal… a veces simplemente debajo de un árbol… con el mismo cariño y profesionalidad que si estuvieran en el consultorio del Hospital más moderno. Un grupo de choferes magistrales trasladan a los médicos en camionetas, munidos de enormes cajas con medicamentos, por caminos muchas veces intransitables… distintas empresas colaboran… disponer de un grupo electrógeno fue muy importante porque permitió continuar con las consultas cuando ya se va haciendo de noche… tener un ecógrafo permitió mejorar la calidad de los estudios… múltiples etc…
Una cosa trae a la otra… también se fueron gestando otras acciones de ayuda… seguimiento escolar, búsqueda de mejorar el agua, huertas sustentables, etc, etc…

También se iban detectando pacientes que necesitaban cirugías… pero para ello era necesario otro tipo de infraestructura… y allí, en los mismos parajes, el grupo conoce a otro médico que desarrollaba una tarea similar, con el mismo amor y dedicación por los necesitados… y ese DOCTOR, el Dr Enrique Heredia, llega a ser Ministro de Salud de la provincia de Salta, y de esa forma, nace una sana vinculación entre las autoridades locales y este grupo de ayuda sanitaria, y por su intermedio se pone a disposición los quirófanos del Hospital más próximo (a unos 100 – 150 km) y la logística de traslado de pacientes, para poder ayudar a los que tenían patologías quirúrgicas.
Así comienzan los viajes de especialistas cirujanos y nace también una vinculación muy fuerte con el personal local del Hospital de Tartagal, quienes en forma desinteresada, entregan horas y horas de trabajo para que las operaciones se puedan llevar a cabo.
Hoy estamos retornando luego del IV operativo quirúrgico (3-4 días intensos de cirugías desde la mañana hasta la noche), que nos permitió ya haber realizado alrededor de 200 cirugías (muchas de alta complejidad), en un período de 2 años…

TODA ESTA OBRA surgió a partir de un SI!!!
Un SI de alguien (que siendo un gran profesor en una de las Universidades de mayor prestigio del mundo) a quien un día un desconocido contactó para pedir un consejo, y él redobló la apuesta y contestó: “no solo te doy el consejo, también voy y te ayudo”… Ese solo gesto (por supuesto nada menor) fue la semilla que fue germinando en algo impensado por lo grande que es hoy… por eso, el fundador y líder de este grupo, sigue sintiendo que desde algún lugar Thomas Elkins nos sigue ayudando… y es así que hoy este grupo lleva por nombre “amtena” que es una palabra Wichi que hace referencia al encuentro con el otro, y que también son las siglas de A.M.T.E.N.A. (Asistencia Médica Thomas Elkins Norte Argentino).

GRACIAS Thomas Elkins por haber encendido esta llama… GRACIAS Alejandro y Enrique por haber avivado esta llama con tanta fuerza… hay muchísimas historias en el medio que merecen ser contadas (por ejemplo la de Lucy, una joven wichi que vino de uno de los 1ros viajes a estudiar, y hoy es una gran enfermera en el Hospital Austral y una incansable trabajadora en cada uno de estos viajes…), innumerables historias de fe, de bien, de alegría luego de grandes esfuerzos…
GRACIAS a cada uno de los que colabora en silencio en esta gran obra...

GRACIAS por enseñarnos que UNA buena acción puede tener efectos inimaginables, gracias por enseñarnos en la vida diaria como se hace el lío que nos pide el Papa Francisco…

GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS… 

miércoles, 25 de noviembre de 2015

20151124 LLEGÓ EL DÍA...

Desde chicos escuchábamos que si no ocupábamos los lugares de conducción, los ocuparían otros... y después a llorar a la Iglesia...
También escuchábamos: "pero es imposible meterte... en cuanto querés entrar en la política, te ponen condicionamientos y si no te volvés uno de ellos, si no te adaptas a sus prácticas, no podés progresar..."

Bueno, esta semana se han derribado esos 2 grandes mitos... ya que un flaco que podría haber estado en nuestro colegio, sentado en el banco de al lado nuestro, acaba de llegar a la presidencia... y lo acompañó, lo apoyó, PARTICIPÓ gente como nunca antes... gente que no se involucraba...
¿Qué los reunió, qué los impulsó a participar?
¿Una convicción, un ideal o más bien el miedo y la preocupación? Seguramente primó más lo segundo...
Ya habían habido otras personas cercanas a cada uno, que seguramente con las mejores intenciones, se habían incorporado a la política, con mayor o menor éxito y repercusión, pero lo habían hecho dentro de las estructuras partidarias tradicionales con sus viejos vicios muy latentes... Probablemente x eso no tuvieron el apoyo de "LA sociedad" que logró este nuevo presidente, que tuvo la valentía... y hay que reconocer que en su historia personal ha tenido muchos golpes de suerte... o de saber resolver bien diversas situaciones... lo tirás al aire y parece que siempre cae parado... Bueno, como decía, este hombre tuvo la valentía de empezar algo de CERO, un partido nuevo... y yo creo que eso impulsó que mucha gente que antes no se comprometía, ahora lo hiciera...

Muy bien, acá estamos, llegó el día...  lo logramos!!! ¿lo logramos???
¿que logramos hasta ahora?
Esto es como si ganáramos el super - clásico en la 1ra fecha del campeonato... está buenísimo, te da un impulso y una confianza bárbara... pero TODAVÍA no ganamos nada... esto recién empieza...
Ahora hay que EMPEZAR a laburar... ¿pero... cómo que "empezar"? Con todo lo que ya hicimos hasta acá???
Hasta acá fue mantenerse y LLEGAR, pero de ahora en más, REALMENTE se puede generar un CAMBIO histórico, que tenga un impacto a futuro para nuestra Argentina... con lo que se hizo hasta ahora, esto puede quedar sólo en una anécdota...

Ahora hay que hacer un gobierno DIFERENTE: 
1ro) HONESTO, que significa que el fin y los medios sean homogéneos y transparentes...
2do) EFICIENTE, hay que demostrar que la PREPARACION es más eficiente que la improvisación...
3ro) yo considero FUNDAMENTAL la generación de CONSENSOS PRODUCTIVOS...

¿Dónde va a gobernar Macri? ¿en Marte? NO, no, no... va a "intentar" gobernar la MISMA ARGENTINA que nos cansamos de decir que "no tiene arreglo"...
Donde hay muchos excluidos que tienen poca voz y voto, pero que son muy usados... donde hay una clase trabajadora, que con sus pros y sus contras, ha logrado en los últimos 80 años posicionarse como seguramente la más fuerte de Latinoamérica, y donde hay una clase dirigente político/empresarial/profesional de una ALTA Complejidad... acostumbrada a muuuuuchos vicios... QUE SON "NORMALES" (:y no me pidan A MI que los cambie, justo YO")...
Sin duda hay mucha CAPACIDAD... pero mucha capacidad individual, NO apegada a reglas institucionales... sino a las reglas del "arreglo", lo atamos con alambre...
Mientras tanto, la década de los 90, permitió a muchos de mi generación salir y formarse en el exterior, en centros de liderazgo, con una organización más ordenada y eficiente... algunos luchan por traer esas PRACTICAS acá, otros piensan que es imposible, que no tiene sentido luchar contra los "molinos de viento"...
Cada uno sabrá en cual de estos lugares se encuentra...

Pero el país que tendrá que gobernar Macri es el mismo de siempre... no es otro...
Lo que SI ES OTRA, es "LA OPORTUNIDAD"... la vida nos está dando una oportunidad ÚNICA de "borrar y EMPEZAR DE CERO"... no podremos borrar nuestras deudas, nuestros compromisos, pero si LA FORMA de manejarnos... podemos hacer que haya un cambio histórico o que esto sea una anécdota de la historia... no siempre se presentan estas oportunidades...

Dentro de ese COMBO de honestidad, eficiencia y CONSENSOS (ayer Página 12 titulaba "1 presidente, 2 países") hay que COMPRENDER que alrededor de un 40% no votó este proyecto, y que muchos que si lo votaron, tienen muchas dudas...
Por lo tanto, este COMBO, NECESARIAMENTE debe incluir la INCORPORACIÓN de gente VALIOSA de OTROS SECTORES políticos, empresariales, profesionales, sindicales, etc...
Para ello el LIDERAZGO y la conducción deberá ser muy firme y con la convicción que CONVENCE (no que obliga... la CONVICCIÓN que tuvieron Mandela, Gandhi, el Papa Francisco ahora, etc, etc... la convicción que convence, no la que obliga...)

Y TAMBIÉN... tenemos que cambiar en la diaria... no tirar basura en la calle, no colarme en la fila... no pensar que si todos están esperando ordenados en una ruta, que yo soy el "elegido", que "xq estoy apurado", puedo pasar x la banquina y tirarle tierra a todos los que pacientemente están manteniendo un órden...cada vez que vayamos a hacer esas "pequeñas" cosas, u otras no tan pequeñas vinculadas al trabajo diario de cada uno (cada uno SABE), dediquemos un segundo a escuchar a NUESTRA CONCIENCIA... y estemos dispuestos a decir: "VOY A SER EL PRIMERO en hacerla bien... aunque sepa que otros la seguirán haciendo mal, aunque en este instante "no me convenga"... YO la voy a hacer bien...
Cada uno desde su lugar, en su metro cuadrado, sin que sea necesario llegar a ser presidente o jefe, y más aún si lo sos... 
Y aprender a ver y apoyar las cosas buenas que hace el otro... AUNQUE piense diferente... cada vez pienso más que MADURAR significa ser cada vez más OBJETIVO... necesitamos eso para crecer como sociedad, como país...

Macri, no puede hacer todo... de TODOS DEPENDE...
Llegó el día... podemos CAMBIAR LA HISTORIA de la Argentina... o podemos quedar sólo como una anécdota...


sábado, 25 de julio de 2015

CARITAS IN VERITATE - SS Benedicto XVI

Admiro tanto este escrito, siento que es el eje central de la vida del buen cristiano, que me gustaría tenerlo acá, entre las cosas que escribo y que considero importantes.
Solo con el ánimo de difundirlo, transcribo textualmente la introducción a la ENCICLICA de SS Benedicto XVI - Caritas in Veritate:



La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad. 
El amor —«caritas»— es una fuerza extraordinaria, que mueve a las personas a comprometerse con valentía y generosidad en el campo de la justicia y de la paz. 
Es una fuerza que tiene su origen en Dios, Amor eterno y Verdad absoluta. 
Cada uno encuentra su propio bien asumiendo el proyecto que Dios tiene sobre él, para realizarlo plenamente: en efecto, encuentra en dicho proyecto su verdad y, aceptando esta verdad, se hace libre (cf. Jn 8,32). Por tanto, defender la verdad, proponerla con humildad y convicción y testimoniarla en la vida son formas exigentes e insustituibles de caridad. Ésta «goza con la verdad» (1 Co 13,6). Todos los hombres perciben el impulso interior de amar de manera auténtica; amor y verdad nunca los abandonan completamente, porque son la vocación que Dios ha puesto en el corazón y en la mente de cada ser humano. 
Jesucristo purifica y libera de nuestras limitaciones humanas la búsqueda del amor y la verdad, y nos desvela plenamente la iniciativa de amor y el proyecto de vida verdadera que Dios ha preparado para nosotros. 
En Cristo, la caridad en la verdad se convierte en el Rostro de su Persona, en una vocación a amar a nuestros hermanos en la verdad de su proyecto. En efecto, Él mismo es la Verdad (cf. Jn 14,6).

La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús, es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). 
Ella da verdadera sustancia a la relación personal con Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas. Para la Iglesia —aleccionada por el Evangelio—, la caridad es todo porque, como enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica «Dios es caridad» (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a ella tiende todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y nuestra esperanza.

Soy consciente de las desviaciones y la pérdida de sentido que ha sufrido y sufre la caridad, con el consiguiente riesgo de ser mal entendida, o excluida de la ética vivida y, en cualquier caso, de impedir su correcta valoración. En el ámbito social, jurídico, cultural, político y económico, es decir, en los contextos más expuestos a dicho peligro, se afirma fácilmente su irrelevancia para interpretar y orientar las responsabilidades morales. 
De aquí la necesidad de unir no sólo la caridad con la verdad, en el sentido señalado por San Pablo de la «veritas in caritate» (Ef 4,15), sino también en el sentido, inverso y complementario, de «caritas in veritate». Se ha de buscar, encontrar y expresar la verdad en la «economía» de la caridad, pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad. 
De este modo, no sólo prestaremos un servicio a la caridad, iluminada por la verdad, sino que contribuiremos a dar fuerza a la verdad, mostrando su capacidad de autentificar y persuadir en la concreción de la vida social. 
Y esto no es algo de poca importancia hoy, en un contexto social y cultural, que con frecuencia relativiza la verdad, bien desentendiéndose de ella, bien rechazándola.

Por esta estrecha relación con la verdad, se puede reconocer a la caridad como expresión auténtica de humanidad y como elemento de importancia fundamental en las relaciones humanas, también las de carácter público. 
Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente
La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. 
Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo
El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. 
Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario. 
La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal. En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, que es a la vez «Agapé» y «Lógos»: Caridad y Verdad, Amor y Palabra.

Puesto que está llena de verdad, la caridad puede ser comprendida por el hombre en toda su riqueza de valores, compartida y comunicada. En efecto, la verdad es «lógos» que crea «diá-logos» y, por tanto, comunicación y comunión. 
La verdad, rescatando a los hombres de las opiniones y de las sensaciones subjetivas, les permite llegar más allá de las determinaciones culturales e históricas y apreciar el valor y la sustancia de las cosas. 
La verdad abre y une el intelecto de los seres humanos en el lógos del amor: éste es el anuncio y el testimonio cristiano de la caridad. En el contexto social y cultural actual, en el que está difundida la tendencia a relativizar lo verdadero, vivir la caridad en la verdad lleva a comprender que la adhesión a los valores del cristianismo no es sólo un elemento útil, sino indispensable para la construcción de una buena sociedad y un verdadero desarrollo humano integral
Un cristianismo de caridad sin verdad se puede confundir fácilmente con una reserva de buenos sentimientos, provechosos para la convivencia social, pero marginales. 
De este modo, en el mundo no habría un verdadero y propio lugar para Dios. Sin la verdad, la caridad es relegada a un ámbito de relaciones reducido y privado. Queda excluida de los proyectos y procesos para construir un desarrollo humano de alcance universal, en el diálogo entre saberes y operatividad.

La caridad es amor recibido y ofrecido. Es «gracia» (cháris). Su origen es el amor que brota del Padre por el Hijo, en el Espíritu Santo. Es amor que desde el Hijo desciende sobre nosotros. Es amor creador, por el que nosotros somos; es amor redentor, por el cual somos recreados. Es el Amor revelado, puesto en práctica por Cristo (cf. Jn 13,1) y «derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo» (Rm 5,5). Los hombres, destinatarios del amor de Dios, se convierten en sujetos de caridad, llamados a hacerse ellos mismos instrumentos de la gracia para difundir la caridad de Dios y para tejer redes de caridad.
La doctrina social de la Iglesia responde a esta dinámica de caridad recibida y ofrecida. 
Es «caritas in veritate in re sociali», anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad. Dicha doctrina es servicio de la caridad, pero en la verdad. La verdad preserva y expresa la fuerza liberadora de la caridad en los acontecimientos siempre nuevos de la historia. Es al mismo tiempo verdad de la fe y de la razón, en la distinción y la sinergia a la vez de los dos ámbitos cognitivos. El desarrollo, el bienestar social, una solución adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan esta verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad. 
Sin verdad, sin confianza y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad, tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales.

«Caritas in veritate» es el principio sobre el que gira la doctrina social de la Iglesia, un principio que adquiere forma operativa en criterios orientadores de la acción moralDeseo volver a recordar particularmente dos de ellos, requeridos de manera especial por el compromiso para el desarrollo en una sociedad en vías de globalización: la justicia y el bien común.
Ante todo, la justiciaUbi societas, ibi ius: toda sociedad elabora un sistema propio de justicia
La caridad va más allá de la justicia, porque amar es dar, ofrecer de lo «mío» al otro; pero nunca carece de justicia, la cual lleva a dar al otro lo que es «suyo», lo que le corresponde en virtud de su ser y de su obrar. 
No puedo «dar» al otro de lo mío sin haberle dado en primer lugar lo que en justicia le corresponde. Quien ama con caridad a los demás, es ante todo justo con ellos. 
No basta decir que la justicia no es extraña a la caridad, que no es una vía alternativa o paralela a la caridad: la justicia es «inseparable de la caridad»[1], intrínseca a ella. 
La justicia es la primera vía de la caridad o, como dijo Pablo VI, su «medida mínima»[2], parte integrante de ese amor «con obras y según la verdad» (1 Jn 3,18), al que nos exhorta el apóstol Juan. 
Por un lado, la caridad exige la justicia, el reconocimiento y el respeto de los legítimos derechos de las personas y los pueblos. Se ocupa de la construcción de la «ciudad del hombre» según el derecho y la justicia. Por otro, la caridad supera la justicia y la completa siguiendo la lógica de la entrega y el perdón[3]. La «ciudad del hombre» no se promueve sólo con relaciones de derechos y deberes sino, antes y más aún, con relaciones de gratuidad, de misericordia y de comunión. 
La caridad manifiesta siempre el amor de Dios también en las relaciones humanas, otorgando valor teologal y salvífico a todo compromiso por la justicia en el mundo.

Hay que tener también en gran consideración el bien común
Amar a alguien es querer su bien y trabajar eficazmente por él. Junto al bien individual, hay un bien relacionado con el vivir social de las personas: el bien común. 
Es el bien de ese «todos nosotros», formado por individuos, familias y grupos intermedios que se unen en comunidad social[4]
No es un bien que se busca por sí mismo, sino para las personas que forman parte de la comunidad social, y que sólo en ella pueden conseguir su bien realmente y de modo más eficaz. 
Desear el bien común y esforzarse por él es exigencia de justicia y caridad. Trabajar por el bien común es cuidar, por un lado, y utilizar, por otro, ese conjunto de instituciones que estructuran jurídica, civil, política y culturalmente la vida social, que se configura así como pólis, como ciudad. Se ama al prójimo tanto más eficazmente, cuanto más se trabaja por un bien común que responda también a sus necesidades reales
Todo cristiano está llamado a esta caridad, según su vocación y sus posibilidades de incidir en la pólis. Ésta es la vía institucional —también política, podríamos decir— de la caridad, no menos cualificada e incisiva de lo que pueda ser la caridad que encuentra directamente al prójimo fuera de las mediaciones institucionales de la pólis
El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior al compromiso meramente secular y político. Como todo compromiso en favor de la justicia, forma parte de ese testimonio de la caridad divina que, actuando en el tiempo, prepara lo eterno. La acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana. 
En una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones[5], dando así forma de unidad y de paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras.

Al publicar en 1967 la Encíclica Populorum progressio, mi venerado predecesor Pablo VI ha iluminado el gran tema del desarrollo de los pueblos con el esplendor de la verdad y la luz suave de la caridad de Cristo. 
Ha afirmado que el anuncio de Cristo es el primero y principal factor de desarrollo[6] y nos ha dejado la consigna de caminar por la vía del desarrollo con todo nuestro corazón y con toda nuestra inteligencia[7], es decir, con el ardor de la caridad y la sabiduría de la verdad. La verdad originaria del amor de Dios, que se nos ha dado gratuitamente, es lo que abre nuestra vida al don y hace posible esperar en un «desarrollo de todo el hombre y de todos los hombres»[8], en el tránsito «de condiciones menos humanas a condiciones más humanas»[9], que se obtiene venciendo las dificultades que inevitablemente se encuentran a lo largo del camino.
A más de cuarenta años de la publicación de la Encíclica, deseo rendir homenaje y honrar la memoria del gran Pontífice Pablo VI, retomando sus enseñanzas sobre el desarrollo humano integral y siguiendo la ruta que han trazado, para actualizarlas en nuestros días. 
Este proceso de actualización comenzó con la Encíclica Sollicitudo rei socialis, con la que el Siervo de Dios Juan Pablo II quiso conmemorar la publicación de la Populorum progressio con ocasión de su vigésimo aniversario. Hasta entonces, una conmemoración similar fue dedicada sólo a la Rerum novarum. Pasados otros veinte años más, manifiesto mi convicción de que la Populorum progressio merece ser considerada como «la Rerum novarum de la época contemporánea», que ilumina el camino de la humanidad en vías de unificación.

El amor en la verdad —caritas in veritate— es un gran desafío para la Iglesia en un mundo en progresiva y expansiva globalización. El riesgo de nuestro tiempo es que la interdependencia de hecho entre los hombres y los pueblos no se corresponda con la interacción ética de la conciencia y el intelecto, de la que pueda resultar un desarrollo realmente humano. 
Sólo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible conseguir objetivos de desarrollo con un carácter más humano y humanizador. 
El compartir los bienes y recursos, de lo que proviene el auténtico desarrollo, no se asegura sólo con el progreso técnico y con meras relaciones de conveniencia, sino con la fuerza del amor que vence al mal con el bien (cf. Rm 12,21) y abre la conciencia del ser humano a relaciones recíprocas de libertad y de responsabilidad.
La Iglesia no tiene soluciones técnicas que ofrecer[10] y no pretende «de ninguna manera mezclarse en la política de los Estados»[11]. No obstante, tiene una misión de verdad que cumplir en todo tiempo y circunstancia en favor de una sociedad a medida del hombre, de su dignidad y de su vocación. 
Sin verdad se cae en una visión empirista y escéptica de la vida, incapaz de elevarse sobre la praxis, porque no está interesada en tomar en consideración los valores —a veces ni siquiera el significado— con los cuales juzgarla y orientarla. 
La fidelidad al hombre exige la fidelidad a la verdad, que es la única garantía de libertad  (cf. Jn 8,32) y de la posibilidad de un desarrollo humano integral
Por eso la Iglesia la busca, la anuncia incansablemente y la reconoce allí donde se manifieste. Para la Iglesia, esta misión de verdad es irrenunciable. Su doctrina social es una dimensión singular de este anuncio: está al servicio de la verdad que libera. Abierta a la verdad, de cualquier saber que provenga, la doctrina social de la Iglesia la acoge, recompone en unidad los fragmentos en que a menudo la encuentra, y se hace su portadora en la vida concreta siempre nueva de la sociedad de los hombres y los pueblos[12].