viernes, 20 de agosto de 2021

20210820 Amar al prójimo

En aras de acompañarnos en nuestra vida espiritual, entiendo que el Evangelio de hoy es central para nuestra religión y vida de fe.

Le preguntan a Jesús (con la intención que fuera): “¿QUÉ ES lo más importante? ¿Cuál es el mandamiento más importante?”

Respuesta:

El PRIMER mandamiento es amar a Dios sobre todas las cosas…

Pero YO HE VENIDO A DECIRLES, que el segundo, QUE NO ES MENOS IMPORTANTE que el primero, es amar al prójimo… ¿cuanto, en qué nivel? Cómo a ti mismo...

Jesús HA VENIDO a decirnos eso (“os traigo un mandamiento NUEVO”): que esos dos mandamientos son EQUIVALENTES.


Jesús viene a explicarnos que Dios nos creó a Su imagen y semejanza... O sea que, PODEMOS amar a Dios EN el prójimo… y EN nosotros mismos… CUANDO vemos a Dios en el prójimo y en nosotros…


PODEMOS hacerlo, o podemos no hacerlo… en cada momento tomamos esa elección… con la INCREÍBLE oportunidad de poder cambiar de opinión… a favor, y lamentablemente también en contra… de nosotros depende. Dios siempre nos espera.


TODO el resto de lo que hizo Jesús fue y debía ser, por lógica, coherente con ese NUEVO mandamiento que vino a traernos. Todo lo demás es para orientarnos, recordarnos, explicarnos cómo hacerlo en cada circunstancia (cada parábola, todas las enseñanzas, los milagros, son un COMPENDIO del comportamiento humano, TODO está ahí)… y en esa línea de coherencia dejó una institución, la Iglesia, como “escuela” y “hospital” al mismo tiempo… claro que, conducida por nosotros mismos (oh my God!)… con todas las instrucciones, pero guiada/interpretadas por nosotros… Ahora somos nosotros los que decidimos, si elegimos ver a Dios en el otro o en nosotros. Podemos engañar a los demás, pero en nuestro interior, conocemos nuestras intenciones y sabemos qué es lo que vemos cuando vemos a otro, o cuando nos miramos a nosotros mismos.


Vivimos un tiempo especial (como posiblemente habrán sido todos los tiempos), en este momento hay una disputa interna entre las jerarquías de la Iglesia, a cerca de la liturgia… 

En los días que le tocó vivir a Jesús, también habían reglas, que eran celosamente custodiadas por "expertos" (los maestros de la ley)... Esos custodios de "la ley" cuestionaron a Jesús y sus prioridades... Los "expertos" le dijeron a Jesús: "no estás cumpliendo según nuestra interpretación!!!" (y algo más que no dijeron por lo alto, pero si pensaron por lo bajo: "... y eso nos afecta en 'nuestra credibilidad frente a los demás'... y vivimos de eso..."). Jesús finalmente es condenado por quienes más cerca parecían estar de las "cosas de Dios"...

El mensaje de Dios puede ser muy profundo, y la sacramentalidad de nuestra forma de referirnos a Él, de interactuar con Él y de presentárselo a los demás, debe ser siempre respetada desde nuestra pequeñez... pero al mismo tiempo, todo el mensaje de Dios, el motivo por el cuál Jesús vino a la tierra, puede resumirse en una frase, en que vino a enseñarnos este mandamiento nuevo: "Para amar al Dios que no puedes ver, ama al prójimo que si puedes ver."

La liturgia es central, importantísima, toda nuestra forma de alabar, honrar y presentar a Dios debe ser respetuosa y debería ser respetada, pero ¿podemos poner eso a la par, del mandamiento MÁS importante?: amar al prójimo (o sea, ver a Dios en el prójimo).

Por eso, carece de coherencia cualquier actividad a la que se pretenda denominar “santa” que no tenga como eje central el AMOR… En esa línea, no tiene sentido hablar de peleas “EN NOMBRE del amor”, mucho menos de “guerras santas”…


Y entonces… ¿quien tendrá razón?

Seguramente el que más ame.


Dios le concedió al rey Salomón que le pidiera lo que quisiera, y Dios expresó gran alegría por que le hubiera pedido sabiduría…

Cierta vez, dos mujeres tenían una disputa por un niño (ambas decían que ese niño era su hijo)… la disputa podría haber sido por otro tema, por ejemplo “la liturgia”… 

El SABIO rey Salomón (sabiduría DE Dios, no de las leyes justas de los hombres), para evaluar QUIÉN tenía razón y hacer justicia, no pidió actas de nacimiento, no pidió testimonios de familiares o vecinos, no evaluó los rasgos o características físicas (no pidió el equivalente al ADN de cualquier época)… NADA de todo eso… SOLO se guió por la sabiduría de la ley de Dios… solo buscó QUIEN, de esas mujeres, podía estar siendo más a imagen y semejanza de Dios en ese momento… seguramente quien estuviera siendo imagen de amor (Dios ES amor) tendría la razón…

El rey Salomón dijo: "partan el niño por la mitad, y que cada una se quede con una parte igual a la de la otra". Una de las mujeres dijo: "NO! que ella se lo lleve..." El veredicto estaba claro, quien estaba dispuesta a dar, a perder, a entregar por amor (mucho amor porque se trataba de su hijo, gran desprendimiento para regalarle la vida que estaba a punto de perder)... Quien estuvo dispuesta a perder todo por amor, terminó ganándolo todo... recuperó a su hijo sano y salvo.

Similar es la historia de Abraham, quien no podía tener los hijos que deseaba con su esposa, estuvo dispuesto perderlo todo (el único hijo) por amor a Dios, y terminó conservando a ese hijo y teniendo la mayor descendencia que pueda ser posible...


¿Quién tendrá razón en la disputa por la liturgia, y tantas otras?

Ojalá estuviera acá el rey Salomón…

Pero en realidad, TODO está ahí... Jesús nos dejó todo aclarado, CIENTOS de reyes Salomón, para todas las circunstancias, para todos los gustos… y todo SENCILLO y RESUMIDO en este nuevo mandamiento… el del Evangelio de hoy.

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