jueves, 31 de diciembre de 2020

20201231 aborto, Religión, Convivencia Social.

He recibido mensajes de apoyo luego de la cobarde ley de aborto. Con la mejor intención, muchos interpretan que me afecta especialmente por un tema de compromiso religioso...

Me gustaría hacer un comentario sobre “religiosidad y aborto”.

 

Primero, ¡GRACIAS!  Tanto por los mensajes de consuelo, como por asumir que tengo un compromiso religioso... lo agradezco de corazón, pero en este caso, mi motivación va por otro lado…

 

Te cuento un poco cómo lo veo:

 

Pienso que todo esto es mucho más que el aborto en sí mismo... a veces algunos interpretan que uno fuera un “fanático religioso”... 

Sin aplicar la palabra “fanático”, ojalá yo fuera más respetuoso de la mayoría de las pautas morales que plantean las grandes religiones... o que también se auto-imponen muchas buenas personas que se denominan “agnósticas”... que no creen en un Dios, pero si en respetar valores.

 

Por supuesto que yo no podría profesar una religión que se contraponga con la ley natural, y las pautas morales que, lo más honestamente posible, asumo que debo cumplir, y ayudar a cumplir...

Resulta obvio que la religión que profeso nunca podría aceptar “interrumpir” la vida de otro ser humano, menos aún “porque no sea deseado”, en cualquier momento de su existencia (en la semana 1, la 14 o la 739...) y claro, ADEMÁS mi religión, incluso, VA MÁS ALLÁ... dice que no solo no debo “interrumpir” su vida, sino que debo amar a todos mis semejantes, que en ellos debo ver al Dios en quien creo (sin verlo materialmente), y que ese amor debe incluir a los que no deseo...

Desde lo racional, mi religión me pide un compromiso que RESOLVERÍA muchísimos problemas humanos, que nos haría vivir en un mundo mucho mejor... ¿ideal? (yo CREO que si... aunque me vean muy naif…)

Entiendo que haya gente que no comparta mi fe, pero me cuesta entender que haya gente que se oponga a que otros profesen una religión que busca el bien común... y que cuando no cumplimos, debemos confesar que no lo estamos haciendo bien...

Soy el primero en no cumplir bien... con los años fui aprendiendo lo que cuesta “perder cierto tipo de privilegios” y posicionarnos en un lugar de humildad, donde nuestra felicidad surja de ayudar a, o de ver FELIZ al otro... y no te cuento si justo ese otro no me caía muy bien que digamos...

 

Pero, en mi caso personal, nunca me involucré en el tema aborto motivado por un tema religioso.

En ese aspecto, tengo la conciencia tranquila. Jamás abortaría, ni ayudaría a alguien a abortar, ni promovería el aborto... mi preocupación religiosa me lleva por otros análisis de consciencia, otros aspectos que debo mejorar.

Entiendo que “LA RELIGIÓN” es MI RELACIÓN con Dios... entiendo que Dios ES amor, y que como no puedo verlo materialmente, me pide que lo vea EN los demás... por lo tanto, puedo ayudar y dejarme ayudar... pero NO PUEDO exigir... en todo caso, puedo ser un buen ejemplo y dar testimonio del bien... debo MADURAR desde el egocentrismo del que exige, hacia la humildad de quien se da por los demás...

El humilde no se para primero en la fila para recibir, sino que, entendiendo su real capacidad, se pone primero en la fila para ayudar… y cuando lo logra ES FELIZ. Para ser humilde ES CONDICIÓN ser realista, JAMÁS relativista.

 

Después, es muy claro que muchos que nos llamamos católicos dejamos mucho que desear al intentar cumplir esas pautas... pero no es en los que fallamos donde se debe evaluar el CRISTIANISMO, sino en LA PROPUESTA de su creador... y cómo Él cumplió lo que vino a enseñar.

Pero gracias a Dios, mi “conciencia religiosa”, en lo que a mi respecta, está muy tranquila respecto al tema aborto. 

Mi preocupación va por otro lado... más por la CONVIVENCIA SOCIAL, por la necesidad de crear consensos que respeten prioridades. 

Al aprobarse una ley nefasta, por la cual luché para que no prospere, no siento una derrota en el plano personal, internamente sigo sintiéndome muy firme respecto a ese tema… Si siento que PERDIMOS MUCHO como sociedad.

 

El “aborto” es emblemático, porque en mi humilde opinión, no solo es el peor crimen que pueda cometerse (sobre el ser más indefenso y saludable, con el máximo agravante del vínculo), sino que, la muerte de un hijo, es también el golpe afectivo más fuerte que puede sufrir un ser humano...

Que no reaccionemos frente a eso, demuestra hasta dónde tomó poder el relativismo... no en una sociedad imaginaria... sino en cada uno de nosotros (obvio que, sin hacer referencia a alguien en particular, pero si a los pequeños grupos sociales que cada uno integra).

 

Interpreto que el máximo logro social del ser humano fue madurar una justicia social que defienda al más débil, en cualquier ámbito... 

Y el máximo retroceso es el relativismo, ya que, si se pierden esas pautas morales adquiridas comunitariamente por consensos ancestrales, y en muchos casos con grandes sacrificios, se retrocede nuevamente al poder del más fuerte... si todo es relativo, siempre se impone el que tiene más poder.

 

Por eso, no defender la vida de un tercero, INOCENTE, habla del nivel de nuestra REBELDÍA social hacia lo que debemos hacer, hacia los VALORES que debemos defender... no solo para tranquilizar nuestra conciencia, sino para generar un cambio verdadero.

 

En 2015, alrededor de un 3% de la población votó por plataformas que llevaban al aborto como propuesta.

En 2020, según encuestas, entre el 60-70% está en contra de una ley de aborto, y muchos más dicen que ellos nunca abortarían, sólo que lo considerarían como una opción en situaciones especiales... SIN EMBARGO, en 2019 el 97% de la población votó fórmulas presidenciales con las cuales el aborto era factible...

No es fácil, porque se entremezclan muchas variables... tal vez, nuestra mayor dificultad es que pensamos en forma similar a “la mujer golpeada”, que piensa que luego “lo va a poder cambiar”... no percibe la realidad que si no se ARRANCA desde el respeto…

 

Nuestra primera fortaleza debe ser el orden, entender las PRIORIDADES, si no logramos eso, haremos cosas buenas circunstanciales que correrán el riesgo de “diluirse” en un mar complejo... donde domine el que tenga mayor poder... IGUAL, toda obra buena siempre suma, porque nos permite ver las verdaderas necesidades... nos hace más humanos, más cercanos de la realidad, a la necesidad real como sociedad... a las prioridades.

 

Mi preocupación original fue que pongamos al aborto, o a la defensa DE LA VIDA de un inocente, en el mismo plano de otras variables a analizar en una plataforma política... eso significa que el relativismo se nos filtra sin que nos demos cuenta... nos pasa a todos, en distintos aspectos, en distintos niveles...

 

Este es un momento de REFLEXIÓN. 

Lo que ha sucedido, no es la votación de una ley más… como a veces se dice, que va en la misma línea del divorcio, del matrimonio igualitario, o los derechos LGTBI+... en mi humilde opinión, esto es MUY DISTINTO, es matar a los propios hijos... no se me ocurre una manifestación mayor de absoluto relativismo...

 

Si una sociedad aprueba eso... o vota para que la conduzca quienes aprueban eso... ¿que se puede esperar de esa sociedad?

Siempre se usó la expresión “es capaz de entregar a la propia madre”, para expresar lo PEOR de una persona...

Nunca, JAMÁS, nadie se animó a usar la expresión “es peor que una madre que mate a su propio hijo...” esa frase no existe, es imposible... no existe NADA comparable o peor a eso...

 

Quienes impulsaron esta ley (desde dentro y fuera del país), en este momento dicen que traen una vacuna para CUIDARNOS... ojalá funcione bien... ojalá al zorro le salga cuidar a las gallinas... en ese caso, cualquiera tendría derecho a preguntarse: “¿habrá gato encerrado?”

Una gran mayoría de los políticos arranca diciendo que “la política es sucia…”, que linda carta de presentación… entre ellos sienten que no pueden confiar en casi nadie.

Comunmente se usa la frase: “a fulano no le compraría un auto usado…”

¿Qué grado de confianza puede generar una persona que promueve que se “interrumpa” la vida de los propios hijos, según el cambiante deseo circunstancial…?

 

Argentina necesita un CARISMA de liderazgo muy especial… un liderazgo que exigirá mucho sacrificio… puesto en términos futboleros, un liderazgo para “salvarnos del descenso”, no para intentar el campeonato… 

¿Quién puede liderar sin generar confianza?

 

Honestamente, nunca pensé en debatir la conveniencia de una ley de aborto desde el plano religioso… jamás me lo planteé desde ese lugar…

Siempre me preocupó que la BUENA CONVIVENCIA SOCIAL, los consensos necesarios para encarar soluciones para el país, necesita una comunidad UNIDA, codo a codo, con todos CONFIANDO en el de al lado y empujando para el mismo lado…

Los traicioneros que están dispuestos a “entregar” a sus propios hijos no pueden participar en un proyecto de esas características… muchísimo menos liderar.

No existen los líderes perfectos, pero si los que respetan las prioridades que necesita una sociedad y GENERAN CONFIANZA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario