sábado, 20 de junio de 2020

20200618 HOY JESÚS NOS ENSEÑA A REZAR

En el Evangelio de hoy, recordamos cuando Jesús le dice a sus seguidores que cuando quieran rezar lo hagan de la siguiente forma: 
“enseña/reza con ellos el Padre Nuestro”.

Somos hijos del “Padre Nuestro”... y la primer palabra que usa Jesús para enseñarnos a orar es PADRE... lo primero que hace, es ubicarnos ante Quien vamos a orar, con quien entraremos en intimidad... con nuestro padre
Esta idea es central para entender cómo disponernos en ese momento de oración... en la cual estaremos dispuestos a abrir nuestro corazón, a entrar en la intimidad de nuestra honestidad de conciencia, con quien MAS nos ama, nuestro PADRE.

CÓMO es este Dios... que no marca una distancia de “inaccesibilidad divina”, sino que nos trata como a hijos, y busca hermanarnos...
Nos dice que fuimos creados a Su imagen y semejanza. 
Un Dios cercano, que no se muestra inalcanzable, sino como un padre, nos hace parte de Su familia.

Si nuestro padre/Dios es AMOR, entonces nosotros, Sus hijos, tenemos la potencialidad de amar, y solo cuando lo hacemos nos parecemos a Dios, nos comportamos a Su imagen y semejanza.

El eje es el AMOR... un amor que supone diferencias, porque supone libertad y supone perdón.

En otro momento Jesús nos dice: es fácil amar a quien te ama, pero te invito a amar a quien más te cuesta (incluso a un enemigo)... Ahí expresarás el máximo amor, el más pleno... y te mostrarás a imagen y semejanza de Dios.
Si todos fuéramos iguales, si todos pensáramos igual, no existirían los conflictos... no existiría la necesidad de los “gestos de amor”; por lo tanto, la existencia del amor supone las diferencias, y es el AMOR quien permite la mejor convivencia EN las diferencias, transformándolas en enriquecimiento...

El Padre Nuestro inicia con alabanzas y reverencias a Dios, y entiendo que también debemos agregar AGRADECIMIENTO de nuestra parte, ya que como Padre, nos hace participar de la plenitud de Su reino:
que estás en el cielo, 
santificado sea Tu nombre,
venga a nosotros Tu reino,
que se haga Tu voluntad, 
así en la tierra, cómo en el cielo...

Cuando uno está agradecido, es más fácil "congeniar" o cumplir con la voluntad de quien nos despierta ese sentimiento de gratitud... Por otro lado, estamos muy tentados a pensar que todo lo que somos o tenemos es mero fruto de nuestro merecimiento... Indudablemente que hacemos y decimos muchas cosas para merecer otras, y lo hacemos en libertad (al menos frente a Dios)... pero cuantas ENORMIDADES de misericordias, caridades, perdones que hemos recibido sin haberlas merecido (seguramente, también, algunas injusticias en nuestra contra por parte de otros seres humanos)... Ser agradecidos a Dios ayuda mucho a amarlo, y cuando lo amamos nos comportamos a Su imagen y semejanza.

Luego, en la oración del Padre Nuestro, Jesús nos enseña a pedir por el sustento, no de excesos, sino de lo necesario:
danos hoy el pan de cada día...
Teniendo presente que no solo de pan vive el hombre, y que la Palabra de Dios es también una especie de pan que alimenta nuestra alma, nuestro espíritu.

Luego un COMPROMISO en libertad:
perdona nuestras deudas/ofensas, 
así cómo nosotros perdonamos a nuestros deudos/a quienes nos ofenden...

Y finalmente, un humilde pedido de ayuda:
no nos dejes caer en la tentación, 
líbranos del mal

“Perdónanos, ASÍ como nosotros perdonamos a los que nos ofenden...”. Dios nos deja a nosotros poner la vara: “perdóname IGUAL a como yo perdone...”. Nosotros ponemos la vara, luego Dios pone la justicia infinita: será perdonado aquel que AME el perdón; pero no aquel que haya elegido, en absoluta libertad, no perdonar.
En el gesto de perdonar a otros, o de aceptar el perdón de parte de otros, nosotros demostramos nuestra comprensión sobre la importancia del perdón, nuestro apego al perdón, y nuestro verdadero deseo de ser perdonados...

El PERDÓN es un eje central del amor... y también lo es la LIBERTAD de hacerlo o no... Jesús no dice: “perdónanos todos nuestros pecados, si es que nos hemos arrepentido..." o tampoco dice: "perdona nuestros pecados, ya que nos lo merecemos al habernos arrepentido...”. 
Sino que dice: "perdónanos en la misma medida en que nosotros elegimos perdonar a los demás...".

Para terminar, otra vez Jesús nos hace reflexionar sobre la LIBERTAD de elegir el bien o el mal... 
No pide que no hayan tentaciones... sino que, nos invita a que pidamos ayuda frente a las tentaciones, para elegir bien... en libertad, y lograr evitar las tentaciones... evadirlas. En ese logro, en superar las tentaciones, pudiendo haberlas tomado, está nuestra confianza y fortaleza para amar cada vez más, para parecernos a Dios y estar cada vez más cerca de ese Amor Pleno, más cerca de la felicidad eterna. 
Estar libres del mal.

Cuando rezamos el Padre Nuestro alabamos y agradecemos a Dios, pedimos austeramente nuestro sustento, y asumimos un COMPROMISO... perdonar y elegir el bien, en libertad... 
Eso es el AMOR que nos hace semejantes a Dios, que nos hace Sus hijos.

AMEN (que así sea).

4 comentarios:

  1. muy lindo. dan ganas de AMAR no? También de perdonar!Un Dios cercano, un Dios tierno, pura misericordia, con esta oración miramos a Dios para que él nos mire y en esa fusión de miradas se da la contemplación.

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    1. Así es... mientras más lo pensamos, más cierra lo increíble que es Dios... infinitamente caritativo... y ello incluye el infinitamente justo... nos da TODAS las posibilidades, pero si no las aprovechamos...

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  2. Tomando la idea de la centralidad del perdón en cuanto manifestación del amor, vale recordar las palabras de Jesús referidas a la pecadora, haciendo expresa referencia que mucho se le perdona a quien mucho ama (Lc. 7:37-47); como también cabría mencionar el mandato de hacer a los demas lo que querríamos que hiciesen con nosotros (Mt.7:12), de forma tal que si queremos recibir perdón, primero tendremos que concederlo a quienes nos han lastimado de alguna manera.Bendiciones.
    Rodolfo Bardengo

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    1. Gracias Rodolfo, ¡qué buena acotación! Entre todos vamos enriqueciendo nuestras reflexiones. Sds

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