miércoles, 7 de septiembre de 2022

20220907 Jerarquizar la vida vs Naturalizar la muerte… ¿Eutanasia?

Luis Durand

hijo, esposo, padre, médico

DNI 16898918

MN 77260

 

 

No necesariamente deben tomarse como enfrentados a los conceptos del “título” de este escrito… se puede cuidar y defender la vida, sabiendo que nuestro paso es finito, y que todos vamos a morir… 

Pero si estamos enfrentando un "conflicto existencial", donde, según las circunstancias, se está poniendo en duda el valor de la vida, y se está ofreciendo la opción de perderla, como la “mejor salida”…


¿Existe la trascendencia luego de la muerte? No todos tendrán la misma respuesta frente a este interrogante… Algunos apoyarán su creencia en lo que se denomina “fe”… Pero incluso la fe, no se sustenta en “el aire”. Quienes “más creen”, apoyan su fe en un contexto de racionalidad que los lleva a creer fervientemente que existe “algo/Alguien” que puede ser difícil de demostrar, pero que Es necesario para comprender…

 

Intentaré una reflexión sobre la eutanasia basado exclusivamente en los hechos concretos y racionales de la vida…

 

La muerte es lo opuesto a nacer a la vida… y en el medio, vivimos… 

Poco podemos influir en esos instantes opuestos, o sea, cuando inicia nuestro soplo de vida, y cuando lo perdemos; pero disponemos de muchos años para entender cómo podemos vivir para mejor… En mi humilde opinión, la madeja podría empezar a desenredarse si investigáramos, con mayor profundidad, la diferencia entre “placer” y “felicidad”… términos que hoy, voluntaria o involuntariamente, se asocian como sinónimos, generando gran confusión…

 

Los médicos, con la complicidad de la ciencia, nos especializamos en intentar arreglar algunos desperfectos de nuestros organismos vivos… de procesos vivos… porque, aunque “lo científico” vaya pareciendo “todopoderoso”, todavía está lejos de dar o quitar LA VIDA… los médicos somos simples “manipuladores” de la vida… ojalá siempre para bien

 

Sin embargo, alguien podría pensar: “la ciencia hoy si puede formar un ser vivo en un laboratorio … y también cualquiera puede dar muerte a otro…”

No es tan así…

En un laboratorio se pueden generar condiciones para que continúe la vida. Por ejemplo, a partir de dos células vivas, un ovulo y un espermatozoide, se puede semejar las condiciones de un útero materno… También se puede cambiar algo del código genético, para manipular sus condiciones de expresión… Se pueden “cultivar” (poner condiciones adecuadas) células o tejidos vivos… Pero una vez que una célula, un tejido o un organismo están sin vida, o sea, cuando los procesos vitales se detuvieron, la ciencia no puede devolverla o reactivarla…

La manipulación del genoma permitió conocer con precisión especies ya extintas… Por más que concretamente se pueda “armar genéticamente” un mamut, exactamente igual a cómo existieron en su momento, con exactamente los mismos tejidos… la ciencia no puede darle el impulso vital…

Algo parecido sucede con “la muerte”. 

Podremos poner condiciones para que sea extremadamente difícil la continuidad de la vida, pero nadie sabrá, con precisión absoluta, el momento de “la partida” … Un “experto”, luego de matar 10000 personas en una cámara de gas, podrá decir: “estimo que el siguiente morirá en ‘más o menos’ minutos después de…” Pero NUNCA podrá conocer el momento preciso. Una persona necesitará un disparo cerca del corazón para dejar de vivir, otro necesitará cuatro disparos en el corazón mismo… Nadie sabrá con anterioridad y exactitud el momento del fin…

 

La ciencia no da, ni quita, la vida… solo la manipula… en tantos aspectos.

 

Fuimos creados o, si alguien prefiere, evolucionamos por azar, eminentemente como seres sociales, pero nacemos necesariamente “egocéntricos”… En una situación ideal, “el mundo gira alrededor” del recién nacido, que recibe lo que necesita con solo demandarlo… 

En el seno de la familia (considerada el segundo útero), con la sabia enseñanza de los padres, y practicando la convivencia con hermanos y otros, maduramos hacia la mejor armonía de vida en sociedad que sea posible… Algunos padres no cumpliremos nuestros roles, y muchos permaneceremos con tendencias “egocéntricas”, demandando que los demás “giren a su/nuestro alrededor”…

En ese contexto, nuestra “madurez social” puede ayudar a otros a ser felices; o, por el contrario, debido a nuestra “inmadurez egocéntrica”, podemos forzar a los demás a vivir una vida difícil… ambas posibilidades, de nosotros depende… incluso, por pensar egocéntricamente, hasta podemos deteriorar nuestro eco-sistema...

 

Después de dos guerras mundiales, donde, al igual que en TODA guerra, miles de vidas tendrían menos valor que algún “objetivo” de algunos “servidores públicos de alta jerarquía” … TODOS los países que conforman las Naciones Unidas enviaron representantes para “rescatar” un concepto obvio, que, en algunas épocas, algunos intereses sectoriales nos hacen confundir: “Cuidar la vida ES EL PRIMER DERECHO HUMANO”.

¡¡Unanimidad!! ¿Alguien honesto se atrevería a esbozar algo diferente?

Aunque algunos, en Argentina, hablen en estos días de una posibilidad de “magnicidio” por un atentado a un “servidor público de alta jerarquía”… ¿será que, para el resto de los mortales, sus muertes deberían considerarse un “mini-cidio”? Que extraña forma de interpretar “superioridades” donde naturalmente es imposible que las haya… todos llegamos igual y partimos igual… ¡cómo pueden confundir y confundirSE, voluntaria o involuntariamente, los medios de comunicación masiva!

 

Si el principal derecho humano es cuidar la vida recibida, es lógico que durante toda la historia se considerara “anormal” que alguien intentara quitarse la vida. Siempre se vio con buenos ojos, la encomiable tarea de las múltiples asociaciones de “asistencia al suicida”. Su principal herramienta es ayudar a que, quien puede querer terminar con su vida, descubra el desorden que lo lleva a esa confusión.

¡¡Unanimidad!! ¿Alguien honesto se atrevería a hablar mal, o ir en contra, de esas asociaciones civiles en favor de la vida?

 

Pero existen intereses “sectoriales”… que pueden confundir… hasta en el comportamiento social a gran escala…

En este contexto, algunos (¿con mucho poder?) promueven que “interrumpir” la vida (la palabra interrumpir no es adecuada, pero es “estratégicamente” utilizada) sería un derecho (eutanasia/aborto)… si alguien así lo desea (eutanasia/aborto)… o, si otro ser humano, interfiere de alguna forma con la “comodidad o ciertos planes” de mi vida (eutanasia/aborto) … En ese caso, sería “un derecho” deshacerme de otro… o ¿convencerlo, permitírselo? a que quiera “interrumpir” su propia vida… O sea, sería un “derecho” profundizar ese “desorden” que las “Asociaciones de AYUDA contra el suicida” buscan esclarecer para devolverlos al “orden” de disfrutar la vida… en las circunstancias que sea, mientras dure naturalmente; con el buen uso de las herramientas científicas para aliviar o paliar síntomas.

 

Para tal propósito, los médicos nos transformamos en “efectores necesarios”, ya sea para aliviar/paliar síntomas, o para “interrumpir” vidas… Sería muy brutal, que se contratara a los verdugos de la Edad Media, y fuera evidente el “rodar cabezas” en la plaza pública… ¡NO! Así no es posible… debe PARECER que se trata de un acto “bondadoso”, incluso hasta “placentero”, claramente “deseado” frente a determinadas circunstancias…

Un ejemplo... 

Se “interrumpe” la vida de un bebé en forma legal, segura y gratuita en el confort de una clínica, porque ese bebé altera mis planes… Debe parecer "confortable" y que "solo se busca ayudar a esa madre angustiada"... aunque ya se ha analizado en extenso, que, al mismo tiempo, se ha desarrollado una “industria” que ofrece ese servicio a cambio de un costo, ya que nunca es gratuito, alguien siempre paga, y alguien siempre cobra. Y a su vez, se generan “ganancias” COLOSALES a partir de la utilización de los órganos y tejidos de esos bebés… ya sea para la investigación, o para el uso directo de insumos necesarios para megaempresas de consumo masivo.

Increíblemente se trata de NUESTROS propios hijos…

Otro ejemplo... 

Se propone “interrumpir” la vida de personas (habitualmente mayores) que generan “una carga” para otros… ya sea una carga en costos, o en atención humanitaria y amorosa… Increíblemente suele tratarse de NUESTROS propios padres… Aunque también hay casos de personas jóvenes, que no querrían continuar viviendo por un cuadro depresivo, o por cualquier otra causa… y solicitan ese servicio… por supuesto, con un costo.

 

No cabe duda de que terminamos siendo lo que aprendemos a ser…

Primero fue necesario que algunos padres no valoraran la vida de algunos de sus hijos, porque podían resultarles incómodos o circunstancialmente no convenientes… para que luego, algunos hijos, que convivieron/aprendieron ese accionar de algunos padres para con sus “hermanos” que no llegaron a nacer, y que crecieron con la sensación que a ellos solo les tocó vivir porque circunstancialmente en ese momento si les resultaba conveniente a sus padres (a diferencia de sus hermanos abortados)… CONSIDERARAN que ahora es “el momento” de interrumpir la vida de sus padres… en forma legal, segura y gratuita…

 

Defender y cuidar la vida de otros, en TODA circunstancia, es la mejor escuela de HUMANIDAD… caso contrario, iremos en contra de nuestra propia declaración de derechos humanos, y andaremos por la vida “interrumpiendo” la de otros, según las circunstancias del momento…

Científicamente está estudiado que aquellos que reciben amor, y que aprenden a amar, no quieren “interrumpir” ARTIFICIALMENTE sus vidas…

 

La “cultura de la vida” no solo se declama, sino que, para que sea cultural, son necesarias las vivencias cotidianas, que implican amor y compromiso por el otro (sobre todo si se trata de familiares cercanos: hijos, padres)… caso contrario pasamos a la “cultura del descarte”, cuando ya no somos útiles, eficientes o convenientes… 

 

¿Y los derechos humanos?

Esa es la cuestión… SER o NO SER HUMANOS

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