martes, 7 de octubre de 2025

20251006 el AMOR tiene otros parámetros... ¿el mundo al revés?

Venía pensando en el concepto del título de este escrito... y escuché a alguien que decía esto:

Cuando dás, sin esperar nada a cambio, la vida te devuelve el doble.
Cuando tenés más paciencia, los resultados aparecen antes de lo esperado.
Cuando te despojás y parece que no necesitás nada, impresiona como que las cosas empiezan a llegar.
Cuando dejás de buscar validación, empezás a atraer la atención.
Cuando aprendés a estar solo, más personas quieren estar cerca tuyo.
Cuando dejás de preocuparte por lo que piensan los demás, es cuando ganás el respeto.
Cuando dejás de pelearte para que las cosas cambien, las cosas empiezan a transformase 'solas'.
Cuando soltás el resultado, y te enamorás del proceso, aparece lo que buscabas.
Cuando entendés que no hay mejor lugar que el momento presente, empezás a llegar, sin forzar, a donde realmente querías estar.


Creo que todos hemos experimentado alguna de estas afirmaciones, ¿no?

Entonces... ¿por qué insistimos en ir por los caminos opuestos?


Deben haber múltiples análisis y respuestas, comparto lo que fui reflexionando:

Crecemos con la FUERTE enseñanza de que “TODO” proviene, o debe provenir, de la mano del mérito... y no está mal que así sea.
“El mundo” necesita “ordenarse”, necesitamos intercambiar cosas permanentemente. 
Algunas cosas se intercambian en base a un valor que llamamos dinero, otras cosas se intercambian en base a acciones (con inversión de esfuerzo, conocimiento, tiempo, etc.); una acción por otra acción que merezca o equivalga al esfuerzo de la primera... buscamos equivalencias.

Para ello nació el concepto de MÉRITO
Según la RAE: “El mérito es la acción o conducta que hace a una persona digna de premio o reconocimiento”.
Pero... ese "premio o reconocimiento" DEBE ser proporcional al mérito... insisto, la clave no es el mérito o el premio en si mismos, la clave ES la equivalencia, la proporcionalidad.
Y no está mal que así sea.

Necesitamos ordenar el mundo laboral, y es lógico y justo que se organice en base al mérito... y creo que así también lo entiende nuestra “espiritualidad”, que tiene claro que la remuneración justa por un trabajo debe estar ligada al mérito de quien lo realiza.


Sin embargo, entiendo que la principal acción (o pre-ocupación) de nuestra ESPIRITUALIDAD está orientada a cómo desarrollamos y sobrellevamos nuestros vínculos
Y los vínculos navegan en la dimensión del amor, o en su ausencia... allí es dónde se ven afectados, o fortalecidos.

Pero el amor y el mérito, dos conceptos altamente positivos, se mueven en dimensiones distintas... y a veces, no nos damos cuenta... los entremezclamos, o le damos a ambos, la misma aplicación.

Un administrador no puede pagar a sus empleados en base al amor... ya que "afectará" al dueño, quien, aunque ame al administrador, hasta pensaría en despedirlo. La justicia, otro concepto altamente positivo, lo avalaría.

En cambio, las personas que aman no pueden (o no deben) hacerlo en base a determinados méritos... aunque existan los méritos que hayan iniciado el enamoramiento... ¿se entiende?
El enamoramiento atrae en base al interés que despertó algún mérito... En cambio, cuando se pasa del enamoramiento al amor, se lo hace a pesar de que exista o no el mérito... se pasó a otro nivel de relación. Al nivel que necesitamos para desarrollarnos espiritualmente como seres humanos.

El mérito estará presente en el amor, lo alimentará constantemente, pero no será quien lo sostiene. El principal sostén será el propio hecho de amar aún en ausencia de mérito "suficiente"... Incluso en situaciones opuestas al mérito, donde el amor se sustentará en el PERDÓN. Y también en la DONACIÓN, o sea en aquellas circunstancias donde pareciera que el mérito del otro "no alcanza", entonces yo pongo/dono con alegría lo que falta... como el ejemplo que nos da Dios con nuestros "merecimientos", y a pesar de ello nos ama en plenitud.

El amor supera largamente al mérito, se mueve en otra dimensión. No es el "mundo al revés", sólo se trata de otra dimensión, de otros parámetros.
¿Parámetros que nos constituyen, en esencia, como seres humanos? ¿Lo que nos distingue?

Algunos creemos que fuimos creados a imagen y semejanza del AMOR.