martes, 18 de febrero de 2025

20250218 bienaventurados, dichosos, felices, los que...

Todos buscamos la felicidad, con la libertad absoluta de elegir el camino… 

¿Todos los caminos “conducen a Roma”?
En realidad, no todos los caminos conducen al sitio que nos proponemos llegar. Pueden haber caminos más largos, también atajos, pero necesitamos orientarnos en la dirección correcta.

Este último domingo, los católicos leímos/escuchamos el evangelio de las BIENAVENTURANZAS:



Leer el evangelio tiene el sentido de hacernos pensar… principalmente en quién somos, y en quién queremos ser, y por lo tanto, reflexionar sobre EL CAMINO necesario para alcanzar lo que querríamos ser, de nosotros depende, siempre. Aunque muchas veces. reconozcamos nuestra debilidad y necesidad de ayuda, siempre depende de nosotros pedir la ayuda, y estar abiertos a ella.

No tiene sentido el sufrimiento por el sufrimiento mismo, pero siempre tiene sentido el sacrificio (sacrum-fachere: hacer santos nuestros propósitos, nuestros hechos). Por lo tanto, vale la pena esforzarse.

Católico, por definición, significa universal. Nuestra Iglesia cristiana, se autodefine bajo ese nombre. Alude a un mensaje que ES para todos… por igual (SIN jerarquías, en cualquier circunstancia, en TODAS las circunstancias que se presenten). 

EL camino para alcanzar esa felicidad (que todos queremos) es universal, no igual, pero SI un camino conceptualmente común, el del amor… donde todos nos comprometeremos EN el amor, de distintas maneras.

El amor siempre implica compromiso, cada uno elige CÓMO… Pero todos, en nuestra conciencia sabemos cuándo estamos amando, y cuando no… cuando estamos haciendo "la nuestra" (egocentrismo), o cuándo estamos haciendo algo por los demás (amor).

Solo bajo una mirada de amor podemos ENTENDER este evangelio de las bienaventuranzas, que a primera vista, bajo el prisma consumista del mundo actual, parecería condenarnos a sufrir… pero, frente a ese enfoque, Jesús de Nazaret nos dice que ESE ES el camino a la FELICIDAD… O se trata de un loco, o del Ser MÁS revolucionario de toda la historia… el mayor inventor del concepto de “deconstruirnos”.


En un momento, le preguntan a Jesús:

- Maestro, ¿cuál es el principal mandamiento?

Jesús responde:

- Amar a Dios por sobre todas las cosas. 
PEEEEERO (lo escribo así, enfáticamente con mayúsculas, porque en ese momento Jesús expresa un motivo central de su venida), Yo he venido para traerles un segundo mandamiento, QUE NO ES  menos importante que el primero: amar al prójimo..

¿Cómo amar a un Dios que “no vemos”, si no aprendemos a verlo en ese prójimo que fue creado a Su imagen y semejanza, con quien CON-vivimos?


El amor se construye desde el compromiso (que siempre es libre y voluntario), con humildad, y siempre EN la verdad. Nunca será posible hacerlo en el engaño. 
Todos, por igual, podemos encontrar LA verdad en la honestidad de nuestras conciencias (así fuimos creados, o así llegamos a ser por azar)… en ese lugar de nuestra conciencia, todos podemos reconocer cuando procedemos mal o bien, cuando nos ponemos a nosotros mismos en el centro, o cuando ponemos a los demás, con nosotros a disposición, o pretendiendo que los demás estén siempre a nuestra disposición... 

"las personas para ser amadas, todas... las cosas para ser usadas, todas... siempre, sin excepción"

Así se construyen los buenos vínculos… o se destruyen. Cada uno con la libertad de hacerlo como quiera.
Justamente, uno de los estudios más importantes de la prestigiosa universidad de Harvard llegó a la conclusión de que el principal camino hacia la felicidad es la generación de buenos vínculos.

¿Cómo lograremos generar mejores vínculos? ¿Desde el "yo hago mi parte y vos la tuya", en constante negociación de “hasta acá me corresponde a mí, ni un cm. más”?

¿O lograremos mejores vínculos desde la entrega por amor, sin esperar nada a cambio?

¿Qué querría yo para mí, de parte de los demás, la primera o la segunda opción? ¿Quién está dispuesto a empezar? ¿Qué es lo que nos enamora de otro... la negociación constante o la entrega sencilla?


Serán BIENAVENTURADOS los que estén dispuestos a DAR por los demás… a darSE sin esperar algo a cambio, incluso en situaciones de injusticia, sin basarse exclusivamente en el mérito (lo merecés o no lo merecés)… pero que luego, eso que “no pedimos a cambio”, necesariamente, vendrá en forma de amor… por añadidura...

¿Se puede ser MÁS bienaventurado?