sábado, 6 de junio de 2020

20200606 RELACIONES HUMANAS

¿Alguien puede vivir solo?
Todos necesitamos a los demás... TODOS.
Antropologicamente somos seres sociales, que buscamos la felicidad... y “esa felicidad”, tan buscada, ¿dónde está?

En el camino de "la vida", constantemente elegimos entre dos rutas que se separan... centrarme en mí mismo, o darme a los demás... todos los días, en cada momento, la misma elección, egocentrismo vs darme, compartir...

RELIGIÓN... re-ligión, “volver a ligarme, o reforzar mi ligazón hacia algo”...
JESÚS... alguien que vivió hace mucho tiempo... muchos creen que fue la Encarnación de Dios como hombre, otros que fue un simple hombre de la historia, como San Martín, Napoleón o Sócrates... pero sin duda, aunque algunos busquen minimizarlo y tratarlo como una “antigüedad”, fue uno de los hombres que más influyó en la historia de la humanidad... al punto que universalmente la divide en “antes y después” de Cristo (nos referimos a Aquel que murió crucificado en una cruz en medio de dos ladrones... ¿la peor muerte para el hombre “más importante o de mayor impacto” en toda la historia???) ¿Cuál fue, o cuál habrá sido, su verdadero poder? ¿qué parámetros...?

La vida nos desafía... no es fácil llegar a esa “felicidad social” que tenemos como meta...
Al nacer, vivimos nuestros primeros tiempos en un total egocentrismo, con una madre biológicamente preparada para responder a las “exigencias” de su bebé... el mundo gira a su alrededor... Pero esa mamá, y la familia que arma con el papá (también llamada el 2do útero, ya que nacemos muy inmaduros), SABEN que deben EDUCAR a ese hijo para la convivencia social... para que salga de ese egocentrismo, y madure hacia la convivencia, hacia el compartir... donde se encuentra la “meta” de la FELICIDAD...
Podemos creer en la divinidad de Jesús o no, pero nadie puede negar, que todas sus enseñanzas conducen a ello, a la buena convivencia social, a convivir en el amor:
- Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante?
- Responde Jesús: primero amar a Dios, luego, igual de importante, amar a tu prójimo.

Normalmente no vemos a Dios en forma material, palpable... Jesús nos dice que Dios ES Amor... que fuimos creados a Su Imagen y Semejanza, o sea con esa potencialidad de amar... y que podemos “ejercer” nuestra imagen y semejanza de Dios en el prójimo, que es a quien SI VEMOS... pero con absoluta libertad... podemos elegir amar... o no... o un poco...

Hace poco alguien me decía: “¿porqué Dios permite que, a MI, siempre me toquen las más difíciles...?”
¿Será así?...
A todos nos toca vivir en la combinación entre amar y ser amados... a veces más, a veces menos... ¿de qué depende? Seguramente de muchas circunstancias... algunos nacieron en el mejor ambiente, otros la tuvieron más difícil... pero TAMBIÉN depende de NUESTRA ACTITUD... como dice alguien en algunas conferencias: “las circunstancias suman o restan, pero tu actitud divide o MULTIPLICA”.
Todos pensamos que lo que nos está pasando es lo más complejo, lo más difícil... pero si miramos a nuestro alrededor, descubrimos que siempre hay alguien mejor y alguien peor... solo tenemos que enfrentar la situación...

Pienso que, TAL VEZ, lo primero sea aprender a dejarse amar... y luego amar... y allí empiezan “las soluciones”...
¿Una visión parcial, simplista, naif?
Puede ser... está en cada uno darle o no una oportunidad a esa teoría...
Alguna vez, alguien sabio, cuando le preguntaron ¿cómo curar a un enfermo?, respodió:
- “con mucho amor”
La REpregunta fue de alguien que piensa que esa es una respuesta “naif”:
- ¿y si con eso no alcanza?
- El sabio: “Duplica la dosis”.
Atender con amor INCLUYE estudiar y prepararse, aplicar los conocimientos de la ciencia... y también el trato amoroso... es un combo, que puede verse así o no... la atención médica, puede ser un acto de amor o una transacción comercial... puede acercarse más o alejarse más de uno de los dos conceptos...

Esta mañana tuve el honor de escuchar una muy linda charla, la experiencia de vida de alguien que, con dudas y temores, como todos, eligió el “naif camino del amor”... de a poquito, con miles de problemas diarios a resolver... pero hoy se da vuelta, mira para atrás, y ve que construyó una comunidad de amor, donde se atienden pacientes “terminales” con cariño, afecto y en forma gratuita... ¡UPS! ¿Qué es eso? ¿Es posible?!?!?
Esos testimonios de vida son tan lindos que encienden la llama de la solidaridad... y alguien le preguntaba:
“¿Cómo hago? muchas veces me nace ayudar a otro... pero es como que la dejo pasar...”

¿CÓMO AYUDAR?

Tal vez muchas veces vemos a ese ejemplo de lograr una comunidad de amor que ofrece atención médica gratuita como un Everest imposible de alcanzar... pero para subir cualquier cima se debe empezar por el primer paso... y el ORGULLO no está en alcanzar la cima, sino en ir en la dirección lo más correcta posible, tal vez logremos más o menos de lo que nos pudimos haber planteado... pero como les decía el Papa Francisco a los exEspartanos en proceso constante de recuperación (como todos nosotros y como los mismísimos apóstoles de Jesús): “lo importante no es ‘no caer’, sino ‘no permanecer caidos’”

Tengo una idea loca que es la siguiente:
- cuando participamos, o formamos parte de un evento donde predomina el bien, como puede ser colaborar solidariamente con la buena obra de una ONG, o participar de un Retiro Espiritual, o de los Sacramentos, o rezar... es como que estamos en el “primer nivel” de entrenamiento en el amor...
- el primer nivel, nos prepara para el segundo nivel, que es donde tenemos que dar testimonio... en cualquier trabajo, o cualquier circunstancia social, donde podemos obrar mejor o peor... y dar ejemplo con lo que hacemos... y generar círculos virtuosos o viciosos, de esa forma, contribuimos con un mínimo granito de arena a un mundo mejor o peor...
A muchos nos pasa frecuentemente que “separamos” esos dos primeros niveles (y también los que vendrán después) en algo así como “compartimentos estancos”... o sea, x ej, por un lado “cumplimos” yendo a Misa el domingo, pero luego en la semana, nos vemos “obligados” a olvidarnos de lo que nos propusimos el domingo... “y bueno! ¿Qué querés que le haga? No pretenderás que YO SOLO cambie el mundo...”
Eso nos conduce al tercer nivel...
- en el tercer nivel, nuestra influencia es DECISIVA... mucho más que en el segundo, NUESTRA FAMILIA! Allí, nuestro ejemplo es fuertísimo, tanto en conducta como en conducción... influimos fuertemente en entregar a la sociedad mejores personas o no... influimos mucho!
En mi humilde opinión, hay un 4to nivel de amor.
- el cuarto nivel es el amor de esposos. Elegir a quien ayudaré MÁS en toda la vida. Sobretodo ayudar a ser mejores personas para la responsabilidad de la conducción familiar... máxima entrega terrenal...
- el máximo nivel es la entrega por amor a Dios (visión personal).

Todo empieza por el primer paso... las circunstancias sumarán o restarán, pero NUESTRA ACTITUD dividirá o multiplicará...
Posiblemente el primer paso sea FORMARNOS en el amor...
Pero, entonces... ¿el amor está ahí? ¿en las grandes obras, en formar una ONG? ¿O al menos en las “buenas obras”?
Puede ser que si...
Pero cuidado! Los grandes “hacedores de obras buenas” también tienen sus luchas internas DIARIAS... San Pedro y San Pablo, tuvieron sus “encontronazos”... Esta misma semana conversaba con alguien, a quien admiro, sobre problemas entre personas que impulsan grandes obras solidarias...
El Mismísimo Jesús y San Pedro cruzaron las miradas cuando lo negaba por tercera vez...
Lo extra-ordinario de Jesús, de este Dios de AMOR, es su infinita misericordia y justicia...
Entoces, el punto no son las grandes obras de bien, sino la ACTITUD que pongamos en ellas... salgan o no salgan, crezcan o no, trasciendan o no, se vuelvan conocidas o no...
Nuestras obras no serán medidas en el “éxito humano” que alcanzaron, sino en el amor que pusimos en ellas...
La vida mundana, actual y de todos los tiempos, nos lleva a pensar, o a confundir, que el poder o la acumulación de bienes o dinero, permitiría acceder a la felicidad desde un plano egocéntrico... hasta las buenas obras pueden ser insuficientes, si solo las hago para satisfacer mi ego, o en busca de reconocimiento como único objetivo... todos conocemos historias de personas "vacías" que hasta pueden intentar quitarse la vida rodeados de "riquezas", y al mismo tiempo, personas plenas y felices en medio de la escasez de bienes materiales, pero rodeados de afecto y amor en su entorno...

Esa “buena actitud” de encuentro, hoy lleva un nombre concreto, se la denomina EMPATÍA, y se refiere principalmente a la buena actitud frente al QUE PIENSA DISTINTO... con misericordia, pero también con absoluta justicia, buscando el enriquecimiento mutuo, con honestidad intelectual...
Tal vez el primer paso de las RELACIONES HUMANAS que nos conduzcan a las grandes obras de bien, sea entrenarnos en la EMPATÍA... con todos, los que tenemos cerca y los que están más alejados, en la trinchera opuesta... con TODOS... y humildemente interpreto que las principales llaves de la puerta de la empatía son la alegría y la sonrisa, mientras que las que la cierran serían el mal carácter y el mal humor...
Pienso que, tal vez, el "primer nivel de entrenamiento en el amor" (rezar, los sacramentos, colaborar en buenas obras comunitarias) nos fortalece interiormente y nos da PAZ, que luego se trasluce en alegría y sonrisas para todos los otros niveles... Celebrar la vida, defenderla siempre, en todas circunstancias, con la máxima alegría y compromiso!

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